lunes, enero 21, 2008

Otra llegada

Un viaje de once horas de Buenos Aires a Chicago y tres horas más en autobús me traen hasta Madison. Del calor al frío, del verde al blanco, del capricho al quehacer.
Al final del día, miro esos árboles y sé que son reales, que no es mentira que todos esos cambios lleguen de un día para otro. Así es

5 comentarios:

Irreverens dijo...

¡Menudo shock térmico... y emocional!

Ánimo con los quehaceres.
:)
Besos

leo dijo...

Muchos cambios para tan poco tiempo transcurrido, ¿verdad? A mí (e imagino que mucha gente más) también me produce una sensación de extrañeza importante el cambiar de lugar en tan poco tiempo. Los aviones desafían no sólo a la gravedad, sino también al espacio-tiempo. No quiero figurarme lo que debe ser, encima, cuando cambias además de clima y de estación del año.
Buen regreso: espero que lleno de esa peculiar ilusión que produce recuperar la rutina.
Un besote grande.

Raquel dijo...

Irreverens, shock térmico, sí. Me había preparado para la llegada. Ahora, al día siguiente, la dura realidad de -12ºC, hielo y mucha nieve no te da tregua y no te queda más remedio que sortearla como mejor se pueda.
Besos para ti también.

Leo, se tarda un poco en recuperar la rutina y el sentirse del todo aquí. Con el tiempo he aprendido a no desesperarme en ese proceso y vivir los días de transiciones con todo lo que traen.
Un abrazo grande y gracias

elita dijo...

Tengo la sensación de que me he perdido un gran recorrido… veo que tu espíritu viajero te ha acompañado en este inicio de año, además por mi tierra soñada, anhelada y pendiente, Argentina. ¡Voy a releer todas tus entradas y a empaparme de tus pasos!
¡Besitos viajeros!

Raquel dijo...

Hola Elita! Mucho que ver en Argentina, y un gusto convivir con la gente de allí, la verdad. Ha sido un viaje especial.
Un abrazo