miércoles, enero 23, 2008

Un reloj, un discurrir


El tiempo pone las dosis necesarias para que las piezas del rompecabezas encajen. No merece la pena desesperarse. Su mecanismo es casi perfecto, puntual. Volver a la rutina discurre pasito a paso junto a ese reloj que suena cuando todo los demás está casi callado.

3 comentarios:

Irreverens dijo...

Lo bueno de la rutina es que permite automatizar lo básico y encantarse en lo superfluo.
:)

Besos

Mariano Zurdo dijo...

¿Puedo hacer mío el comentario de irreverens? qué lista es la jodía...

Tawaki dijo...

Deseperarse no sirve para cambiar su ritmo. Más vale adaptarse.

Abrazos.