martes, agosto 05, 2008

Por Montemayor del Río

Desde la carretera serpenteante y rica en curvas y estrecheces que va dede Peñacaballera a Lagunilla se puede ver Montemayor del Río, ahí al fondo, al final del valle. Con Lagunilla comparte su río, el Cuerpo de Hombre, y un largo trayecto de historia compartida.
Una más pequeña que la otra, aquella rica y la otra más pobre, el conde y el castillo allá, el arzobispo por acá.

Es siempre agradable bajar hasta Montemayor desde Peñas Blancas y recogerse en la quietud del pueblo, caminarlo, reconocerlo en sus tejados

y desembocar en su pequeña plaza

donde tanto ayuntamiento

como viviendas,

lucen blancos donde resaltan sencillos balcones en un curioso juego de intercambio entre lo más tradicional

o lo más minimalista

(si es que así se mira)


En esa plaza, como en muchas otras, sólo tienes que pasar unos minutos para darte cuenta de cómo se entrecruzan las vidas de muchos y cómo ese lugar pudiera facilmente ser una gaceta de noticias, a modo de pregón, de plena puerto riqueña o corrido mexicano.

Breves escenas te transportan


y hablan de vida. Lo mismo que las casas antiguas

que, cuidadas o no, ricas o pobres,

aún mantienen su porte,


Desde esa plaza hablas con unos y otros, con la señora que va a buscar agua a la fuente, al señor que te saluda y sonriente bromea diciéndote que vamos a desgastar el monumento con tanta foto y que al poco, cuando le dices que eres de la zona, te dice su nombre y te ofrece su casa para cualquier menester

Esa combinación de todo en estos pueblos de siempre, pueblos para vivir, habitados por su gente. Esa mixtura de todo lo que lo conforma



Antes de subir al castillo caminamos por aquí y por allá,

viendo asomar lo cotidiano, tal cual es

Iglesia y castillo aparecen un poco más allá

aunque una cerrada y el otro en obras no nos dejan ver su interior

Igual, los rodeamos y encontramos sus alturas, contrastes

y juegos

Parece que fue importante esta iglesia que hoy se ve abandonada

Siempre ese contraste en la mezcla también. Y esta calle

que insiste en quedarse en la memoria cuando ya nos vamos. Demasiado breve todo, casi siempre.

11 comentarios:

Irreverens dijo...

¡Qué pueblo tan bonito!
:)
O será que a través de tu mirada, todo se ve así de bien.

Besos de buenas (y calurosas) noches.

leo dijo...

Qué ganas entran de ir, Raquel. Es un pueblo realmente precioso.
Un besote.

Anónimo dijo...

Hacía mucho que no paseaba por Montemayor.

Anónimo dijo...

Fantástica entrada, me ha encantado.
Y mi foto favorita es la de los cuatro hombres...a la sombra. Es una de las cosas que más me gustan en este mundo, observar esas escenas, que están contando tantas cosas...
Me chifla.
Besos, artista.

belenmadrid dijo...

el rio se llama cuerpo de hombre de verdad?

las fotos son una maravilla.. había cosas feas también o todo el pueblo es así???

Raquel dijo...

Hola mis chicas y anónimo. Ando trabajando estos días y no tengo tiempo de mucho. Pero os llevo conmigo allá a donde voy y me encanta eso de tener tan buenas compañeras de viaje.
La cámara selecciona pero la verdad es que Montemayor es bonito. No he sacado coches en las calles ni otra cosas pero tampoco me tuve que matar para elegir.
Las imágenes de nuestros mayores son realmente especiales. Vivirles también.
Las vistas del pueblo también son muy buenas. El castillo lo están rehabilitando. Con suerte el próximo año podré volver y hacer fotos o mejor, quedamos y vamos de turismo. Genial!!

Un beso graaande y con brisita para que temple un poco estas noches de muuuucho calor.

JORGE SOLANA AGUIRRE dijo...

El tiempo se estaciona, para cargar con los dialogos humanos.

Magda dijo...

Es fantástico pasear contigo, bellisimas imagenes.
Un beso

Raquel dijo...

Jorge,
eso que has dicho es muy cierto y precioso.

Magda,
un gusto hacerlo contigo. Sería bonito ver tu ojo de fotógrafo en ese paseo.
Un abrazo

dintel dijo...

Este no lo conocía, pero lo he sustraído pa mi blog, que lo sepas... ;)

Mariasun dijo...

y doy fe del reportage,es asi de precioso.en el vivi unos años,gracias por alegarme la vista y el espiritu.
un abrazo.