Ya nos han dicho que de la Ciudad de México a Jalpan son unas seis horas de camino. El problema no es el número de kilómetros sino las curvas y la montaña. La primera parte del camino es sencilla: la autopista corta paisajes y deja de lado pueblos y ciudades, pero es rápida y directa. Comenzamos desde lo más llano y poco a poco vamos ascendiendo
Una vez que entramos en la nacional 120, todo vuelve a cobrar más color, pasamos por pueblos y te muebles con gente que está en sus faenas diarias
En San Joaquín hacemos la primera parada
A este pueblecito lo llaman la catedral del huapango porque en la primavera se celebra uno de los festivales de música huasteca más importantes de la región.
Lo atravesamos para ir al mirador de San Antonio, aunque antes paramos en otro lugar que nos deja admirar la Sierra Gorda con esa sensación de pequeñez que este tipo de paisaje provoca
Cuando emprendemos camino hacia el mirador nos cruzamos con gente que trae con flores o cintas
"La Virgen de los Dolores está aquí en San Joaquín y la vamos a llevar allá". Por eso las flores y cintas, sus colores entre plantas y piedras del camino
Desde el mirador no podemos ver la panorámica prometida de 360º de la sierra, pero merece la pena subir hasta allí, sentir el aire seco, el sol duro
Regresamos al camino para ir a ver dos lugares arqueológicos, aunque con tan mala suerte que hoy están cerrados. No es lunes pero el cartel sólo dice que hoy, martes 25, están cerrados. De Ranas sólo vemos este vestigio de pirámides desde afuera
y la ladera verde que rodea el sitio
Ese aire, esa claridad y ese sol me recuerdan a los del altiplano andino boliviano o peruano. Cuzco. Sol y aire hieren. Hace frío en la sombra. Fuera de ella, todo arde. La piel del niño enrojece y se hace dura
mientras juega a la lucha con espada de madera
Son las tres de la tarde cuando salimos hacia Jalpan. 100 kilómetros en casi tres horas pueden hablar tal vez de las curvas, subidas y bajadas del camino, pero no pueden describir la belleza de las montañas, su fuerza, su gigantesca presencia
Un pequeño respiro mientras el cartel nos dice hacia dónde vamos
y de nuevo el camino que como bien dice un amigo, disfruta el pasajero sabiendo que llleva a un buen conductor
Es difícil pensar una vida llena de comodidades para quienes vivan en estos parajes, pero algo debe tener
Después de subir hasta los 2.800 metros, la bajada también es espectacular. Allí abajo está Ahuacatlán, una de las sedes del festival al que hemos venido
Un poco más allá,
Llegamos cuando todavía había luz, buscamos el hotel y después de saludar a nuestra familia huasteca, nos da tiempo a bajar un momento a ver La misión de Santiago de Jalpan, una de las cinco misiones de la zona fundadas por Fray Junípero Serra
No hay mucha luz pero quiero ver un poco de cerca ese barroco mexicano que tan bien aquí se conserva
y ver La misión con las últimas luces del día
A Jalpan van llegando esta noche algunos de participantes en el XVI Festival de las Huastecas. Es un festival que mueve mucha gente. No sólo llegan músicos sino promotores culturales, organizadores, radio, televisión, periodistas... Es otro reencuentro. Si el tiempo llega, trataré de contaros un poco más de todo esto porque festivales así, realmente merecen la pena
5 comentarios:
Para algunas personas, vivir en parajes como esos ya es todo un regalo en sí mismo.
:)
Que lo paséis en grande en el festival, Raquel.
Besotes
Creo que ni los propios mejicanos conocen tan bien su país como tú. Y de paso nosotros podemos "oir" de lugares que, de otra forma, sería imposible ni siquiera imaginar
Besos
Irre,
sí, pensé en eso mientras lo estaba escribiendo.
Esas alturas te hubieran encantado.
Un besote
Peter,
esta parte de la Sierra Gorda fue nombrada Patrimonio de la Humanidad en el 2000. La verdad es que hay que pensarse las horas de viaje pero de todas, todas, merece la pena.
Un abrazo
jeje, la Irre se muere de la envidia, que lo sé yo ;)
besicos
Se siente uno pequeño ante la magnificencia de la naturaleza, es verdad. No sé qué me ha impresionado más, si la extensa y gran sierra o la original y sorprendente fachada de la misión.
Gracias por mostrarnos mundo Raquel.
Besos. Rafael.
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