Después de tantas fotos claras y luminosas, hoy se me pegan al objetivo éstas de esa otra cara de la nieve

Se irá yendo poco a poco.

Se irá yendo poco a poco.

El Unicornio se tranforma en el esplendor de su soledad. Manifiesta su entusiasmo con grandes saltos que bestia alguna iguala en el reino animal, y así revela ese terrible abandono antiguo que forma el natural oculto de la creatura; contemplardo produce calma: parece desafiar voluntariamente las leyes naturales que permiten a la Tierra aproximarse y abatir velozmente las cosas todas. El Unicornio parece alzarse impulsado por una ráfaga invisible.
Son embargo, el rostro de la bestia jamas piertde su expresión serena en medio de tan arriesgado desplietue De esto, el único entre los hombres, tuve el privilegio de ser testido con mis propios ojos.(En "De la historia y la verdad del Unicornio". Texto descubierto y anotado por Michael Green)
Estoy haciendo un trabajo sobre cómo los afromexicanos utilizaron ciertas formas musicales como forma de adaptación y/o resistencia durante la colonia. En los últimos 10 o 15 años ha habido todo un movimiento en el que se está tratando de recuperar y darle nombre a la identidad africana del afromestizo, colocarla en el mapa de la historia oficial mexicana en la que lo africano prácticamente no ha existido en la composición étnica de su mestizaje.
Mi amigo Juanfran me la envía hoy. La hizo a las 4:30 de la madrugada, ya casi cuando acababa la fase de totalidad: en esa fase, cuando menos brillo tiene y se ve teñida de naranja, es mágico, porque es el único momento en el que se pueden ver estrellas, que no quedan ocultas por la luz habitual en luna llena, me dice.
Y como él es así, aparte de esas dos imágenes, también me envía un mapa del momento. (Aunque se queja y me dice que la constelación en que salió retratada no es el mejor fondo que pudo tener.)
¡Qué maravilla y qué gusto tener acceso a todo esto!
Eso sucedió ayer, al final del día.
y claridad
Una paseo por el lago,
su silencio,
su paso infinito
Un color, una textura,
un dorado que caprichoso juega
y la calma,
todo el tiempo para perpetuar un susurro
Luego, el camino entre árboles,
sin prisas, con todos los destinos en ese instante,
antes del último sol,
vistiendo el adiós del horizonte
Se me hace difícil captar el efecto, el color, la impresión.
A veces pasas debajo de algún árbol y el viento de paso rompe el hielo y hace sonar esa lluvia de cristalitos, grillos transparentes que invisibles se mecen

pero es como si todo se ralentizara. Por ahora, será mejor dejarse sorprender por los caprichos del frío y su complicado idilio con la humedad, la nieve que no llega al suelo, la lluvia helada.
lágrimas y cristalitos colgantes
en un juego de transfiguraciones
mientras el sol juega a entrar y salir entre el manto de nubes
Los árboles se ven fantásticos a lo lejos. Por ahora me quedo con lo más cercano, este viaje de cercanías y esos bordados que, como ayer, te roban la mirada

