El México de los contrastes es constante. Con el paso del tiempo te llegas a acostumbrar. Asumes. No debería sorprenderme mirar por la ventana y encontrarme en esa parte de la ciudad donde edificios de apartamentos, oficinas y salas de cine construyen un espacio impersonal que podría pertenecer a muchas otras partes del mundo
Mi mirada deja de visibilizar ese exterior. Todavía me estoy acostumbrando al autobús en el que viajo a Morelia, tantísimo espacio en asientos casi totalmente reclinables, pantalla individual de televisión en la que se pueden ver películas, televisión, jugar o navegar por internet. Wi-fi, of course.
Y a pesar de todo eso, agradezco el verde que asoma un poco más allá,
ese orden limpio de campos sembrados
Es un viaje de cuatro horas
en el que paisajes y terrenos se van sucediendo. También aquí los contrastes, el verde y la sequía, los viveros, la sequedad
No llevo mapas y no sé muy bien por dónde ando pero algo está claro: la época de lluvias se está retrasando
Hace ya casi cinco años que hice este viaje. Íbamos a un festival de música de Tierra Caliente. Recuerdo el lago tal y como ahora lo veo
y confío que en este viaje pueda tener la oportunidad de recorrerlo un poco más. Aunque no hoy. He venido para conocer el proyecto del centro cultural "El huerto". Aquí está, en la calle Corregidora 805
David Durán, promotor cultural, músico, bailador y pieza clave en la creación del proyecto y del centro, me lo presenta con gusto y sencillez. Hay violines, guitarras, arpas, tamboritas,
tarimas y rincones
Hay niños que por la tarde llegan a aprender a bailar sobre la tabla,
que enseñan, aprenden y tocan
Me uno al grupo y saco mi violín. Tocamos un gusto y encontramos la segunda. Guitarra y tamborita se unen también. Así es. Así de sencillo.
2 comentarios:
Veo que todo sigue igual. Sólo saludarte.
Asi es de sencillo, claro que si.
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