La Plazuela del Carmen se llama así por su relación con el ex-convento de la orden de Las carmelitas descalzas
Esa plazuela es lo primero que veo al salir a la calle. Mi hotel está al lado y es ahí donde comienza mi recorrido.
Vine a Morelia por primera vez en 2003. Acompañé a don Juan a un ensayo con la Orquesta Sinfónica de Michoacán. Para celebrar su cumpleaños el 24 de junio, le hicieron un concierto homenaje en el que él tocaba como solista un programa de música tradicional para el que habían hecho arreglos de una marcha, un vals, un pasodoble, un son y un gusto de la Tierra Caliente.
Hoy recuerdo todo eso mientras camino. Me muevo hacia la catedral
y por alguna razón, no puedo dejar de pensar en el centro de Salamanca, donde las calles centrales te llevan a un monumento o plaza donde siempre hay algo que ver, y donde las calles laterales para miradas curiosas te abren las puertas a espacios igualmente hermosos.
Cuando los españoles la fundaron en 1541, cambiaron su nombre prehispánico de Guayangareo ("Loma larga y achatada") por Ciudad de Mechuacán. En 1545 le dieron el nombre de Valladolid y finalmente, en 1828, se la denominó Morelia en honor a Morelos, sacerdote oriundo del lugar y caudillo del movimiento independentista. Como en Salamanca, la historia parece estar escrita entre sus piedras
Hoy no entro en la catedral
Debe haber algo especial. Hay muchos curas entrando en procesión (como si los fueran a ordenar) y mucha gente viendo eso.
No hay prisa. Voy a estar varios días aquí y ya habrá otro momento. Rodeo el edificio
y veo su lateral
Como en Salamanca, a veces es difícil decidir si a izquierda o derecha porque todo quieres caminar, ver, contemplar. Me acerco un momento al Palacio de justicia,
uno de esos palacetes de maravillosos patios
que han sabido conservar y reutilizar. Ahí también una preciosa escalera para subir a la segunda planta y desde donde se puede admirar un inconfundible mural cargado de elementos simbólicos relacionados con la Independencia
Camino después bajo unos soportales. El aire es seco y el ruido, como allí, de día de diario y gente en su afán, sus tareas, su ir y venir
Cuando al fin rodeo la catedral, un aire muy distinto mueve ese espacio
Salgo a la gran avenida, la antigua Calle Real que hoy es la de Franciso Madero
y camino hacia el Acueducto, una obra de 1785 que cons sus 253 arcos quiso en su momento terminar con la escasez de agua de la ciudad. Pero me cuesta llegar a destino
Voy parando aquí y allá, que si una casona,
el Templo de las Monjas,
el Museo del dulce
Sí, entro ahí,
tomo un café en el patio y paso a ver las salas en las que una guía explica la historia de la dulcería mexicana, la importancia del chocolate como bebida de dioses, el cambio cuando se combinó con el azúcar traída por los españoles, el mestizaje de elementos, técnicas y productos para crear la rica y variada repostería mexicana.
También entro a ver otros patios (este creo que es de la facultad de hispánicas)
e incluso un cíber porque esta ventana con esos vasos me llama la atención
El cíber está aquí
Así es Morelia, casonas y patios, piedras, austeridad y también color, fuente, parque, rincón
Morelia es Patrimonio cultural de la humanidad desde 1991 y la verdad es que toda la arquitectura colonial de la ciudad llama la atención. En muchas calles hay algo que llama la atención,
El tráfico más fluido y ordenado que en la Ciudad de México también se agradece,
lo mismo que los espacios verdes
Este parque está junto a la iglesia de San José
y a estas horas hay bastante gente, parejas en los bancos, jovencitos que han salido de la escuela, gente esperando el autobús
Se ha hecho tarde y el sol ya pica
Voy deshaciendo el camino para volver al hotel y las torres de la catedral vuelven a marcar la ruta,
aunque son muchos los colores de las esquina y sus curiosidades
La luz es ya muy distinta en la Plazoleta del Carmen
¿El resto del día? Un paseo musical con los amigos de El huerto y sus sones de arpa grande
Acércate si quieres aprenderlos. Las puertas están muy abiertas.
5 comentarios:
Parece un lugar encantador. Me gusta cómo muestras los esquinazos: dan sensación de encrucijada, de que hay que elegir por dónde ir (o puede que esté en mis ojos...).
Qué gracia me hace los nombres que tuvimos las narices de cambiar... son impronunciables, pero chica... son los nombres originales!!
Besicos
Una entrada llena de verdaderas maravillas,un convento precioso y unos patios dignos de observar.Gente sencilla pero con ese talismán que nos atrae y nos permite conocerles mejor.
Gracias por compartir tu gran trabajo.
Un abrazo.
Qué pasada! Hay fotos que me recuerdan a lugares de España.
Leo,
sí, preciosa esta ciudad. Las esquinas siempre son encrucijadas. Tú lo dices muy bonito.
Belén,
los nombres de por aquí son geniales. Muchos son por la lengua purépecha y hay una buenísima colección de ellos.
Ave,
disfrutarías mucho Morelia. De veras.
Dintel,
tal cual. No me lo puedo quitar de la cabeza.
Publicar un comentario