sábado, noviembre 17, 2007

Milwaukee, un sábado por la tarde

No es el Wisconsin impetuoso de la primavera queriendo resurgir del ocre de la tierra, ni el verde fértil y generoso de los veranos cargados de humedad. Es el otoño en espera de un nuevo ciclo, otra estación que ya casi llega, el campo callado y recogido.
Hoy parece ser un día especialmente gris, húmedo también, casi triste

A ambos lados de la carretera el color permanece inalterable, abrazado a su espacio

A pesar de ese eco de melancolía, el interior se siente cálido.

Vamos camino a Milwaukee, esa ciudad que en esta época del año siempre veo apagada, un poco desangelada y oscura. Tal vez sólo sea desde lejos, desde la madeja de caminos cruzándose, puentes y circumbalaciones por el que hay que pasar para llegar al centro después de dejar atrás el estadio de los Brewers

Tal vez sea que hay que mirar un poco más allás de lo que se ve a un lado y otro del camino,

los edificios del centro

los que pueden asomar


Tal vez. Pero las calles están vacías y la noche llega demasiado pronto.
El interior se siente cálido. Desde allí, el comienzo de la noche

y el interior, acogedor

Vamos a Milwaukee para romper la rutina, ensayar allí, cenar, regresar luego a Madison cuando ya la noche tiene derecho a todo.

4 comentarios:

Tawaki dijo...

Siempre es un placer viajar contigo. Parece una ciudad fantasma.

Un abrazo,

Raquel dijo...

Sí, así es como la veo. Es curioso porque siempre hay muy poca gente por el centro. Ayer estuvimos en un restaurante por esa zona, un sitio que si no sabes que está ahí, tendrías que hacer bastante esfuerzo para encontrarlo. En fin... las contradicciones de este país.
Un abrazo Tawaki

banderas dijo...

No me gusta Milwaukee... y eso que allí fabrican las Harley ¿no?

En cualquier caso, gracias por la visita.

Bicos ;-)

Raquel dijo...

Sí, allí está la fábrica de las Harley. Milwaukee siempre me parece una ciudad desangelada. Creo que están tratando de remozarla un poco y darle un aire más urbano y menos industrial. Igual... todavía falta mucho.
Un abrazo