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viernes, octubre 08, 2010

Sigue el fandango

Como ayer, es agradable llegar al Zócalo y quedarte un momento en esa pausa

02.Sentadas

05.Sentados

El programa de hoy es largo

12.CartelDelColoquio

Este es el tercer año que se hace este coloquio sobre música de Guerrero. Este año lleva por título, El fandango y sus variantes. Si ayer hablaron del fandango jaroco, yucateco o cora, hoy casi todo está dedicado a Guerrero, sones de la Costa Grande, de la Costa Chica, de Tierra Caliente, de Tixtla, sones entre los amuzgos, etc.
Como ayer, se terminan las ponencias con un concierto en el patio del museo. Los músicos ya están listos,

13.MusicosDelGrupoEl FandangueroDeTixtla

Hoy es el grupo Fandanguero de Tixtla

17.El FandangueroDeTixtla

20.VicenteGlez

21.AntonioGonzalesVargas

Y como ayer, son pocos los sones que los músicos tocan en que ellos sean los únicos protagonistas

25.El FandangueroDeTixtla

Poco después de que comiencen a tocar, el fandango se arma alrededor de la tarima. Algunos no se han vestido para la ocasión pero otros sí

38.Bailadores

Van subiendo a la tarima por parejas. Unos bailan y otros esperan

43.Bailadores

Parece que todos los que suben a zapatear saben hacerlo con un dominio impresionante. Esta pareja es experta. Juan Carranza presentó en la conferencia y ahí está, bailando con su mujer

52.Bailadores

La verdad es que es todo un espectáculo verles,

57.Bailadores

ver el lenguaje sombreros, pañuelos y rebozo

64.Bailadora

68. Bailadores

73. Bailadores

Aunque puedes bailar sin él, el pañuelo no puede faltar

66. Bailadores

Los músicos siguen. Si no hay música, no hay fiesta. Sin embargo, ahí están, al fondo, apenas visibles pero muy presentes

76.ArpistaVicenteGlez

87.ArpistaVicenteGlez

La tarima al frente establece las jerarquías y ver todo el espectáculo es una suerte

81.ElFandangueroDeTixtla

Y más suerte aún terminar el día con un pozole blanco, un especie de sopa con pollo o carne de cerdo y un tipo de maíz llamado cacahuazintle

91.PozoleBlanco

Aparte sirven oregano y chile por si quieres ponerle. Chicharrón y aguacate también

99.Pozole

La mesa es grande y por un momento, cuando sirven el pozole, la atención ya sabemos dónde se pone

95.LaMesa

Poco después también aquí el fandango comienza. Jorge y Alejandro piden prestados los instrumentos y la tarima se improvisa

103.Jorge,AlejandroYTarima

108.JuanCarranza-ZapateadoSobreTarimaCocaCola

Pues sí, el plástico también suena. Esperemos que Coca Cola no patente su uso en los fandangos.

lunes, junio 11, 2007

Musicas y músicos 2

Sí, la música se nos va quedando adentro y poderosa te marca destinos. Los asumimos con gusto. No podría ser de otra forma.

Nuestro último recital del curso hace un recorrido musical por el folclore de Latinoamérica. Escucho a cada violinista, a cada violista, admiro su personalidades -tan fuertes y distintas-, la serenidad de algunos, la pasión de otros, la bravura o la sutileza, el canto que por encima de todo revolotea en algunos, lo pausado y recogido de otros. Su arte está en la capacidad de ser ellos y de entregar lo que tocan con justeza pero con una algo más que lo realce y lo haga vibrar de forma única. (Ahora que digo esto pienso en un amigo que hace poco hacía un comentario muy acertado acerca de quienes enseñan "elaborando" un tipo de alumnos sin preveer la individualidad de cada uno: "o encajas en ese patrón o la clase y su entorno te erosionan", decía).
Siempre me pregunto cómo querrían los autores de la músicas que tocamos que interpretáramos sus composiciones. Con la música contemporánea es posible saberlo cuando el compositor vive y se tiene acceso a él. Con otras muchas músicas, es el estudio de las tradiciones, estilos y formas de ejecución que la musicología y la etnomusicología nos prestan lo que nos deja saber, aunque es más un apunte, una indicación que luego el intérprete, como el dibujante, despliega y elabora.

Catherine pintó en acuarelas un vals peruano,

Maya vistió de sinceridad y emoción una milonga porteña,

Melissa susurró una danza puertorriqueña,

y Kenny pintó con fuego un bambuco colombiano que por derecho propio se titula "Ojo al toro"

En honor a Juan Reynoso, Maggie tocó uno de los sones guerrerenses que él compuso, enredado, difícil y endiablado, como diría don Juan. Y si la hubiera escuchado tocar con tal fuerza y determinación creo que también hubiera dicho: "¡eso mero!"

Esta es la cara de satisfacción y de gracias por todas esas músicas, el gusto, el trabajo de todos,

el crear y construir junto a otros, mentes abiertas, manos compañeras.

Terminamos el viaje tocando sikus, en un paseo donde la sencillez del sonido de ese instrumento te da la mano y te acompaña. Ven

domingo, junio 10, 2007

Músicas y músicos

Las músicas las hacemos nuestras, se nos quedan adentro, las individualizamos, le damos nuestro sonido, nuestra personalidad. Es maravilloso poder recrearlas, revitalizarlas, como si comenzaran un nuevo recorrido en su existencia al ser recogidas por otros oidos, otras sensibilidades, un público de mil con mil formas de escuchar y sentir (la música es así, generosa, nos deja enredarla en nuestros caprichos y entretener sus exigencias).
Me sigue emocionando escuchar a quienes viven la música con honestidad y con gusto, a estos niños que desde pequeños la hacen suya

Sonata o tonada, concierto o milonga, preludio o danza: ha de sonar bien. El héroe del momento siempre es el sonido, lleno, centrado, afinado; un pulso sabio; una musicalidad que te deja ser delicado o encontrar una ola de sonido en mar adentro

Hoy sólo hay tiempo para esas imágenes de alguno de los más pequeños. La segunda parte llegará mañana.

sábado, abril 14, 2007

Jóvenes violinistas

“Liking children in a pedagogical context means more than liking their company. It means reaching inside to find the child within ourselves” (Rhoda Rabin)

Cuando llegan los recitales, el momento de tocar para otros, siempre me asombro de lo que los niños (pequeños y mayores) pueden hacer y lo que entregan. Tocar violín es difícil, aprender es un proceso lento en el que la meticulosidad y la práctica son clave. Además, hace falta imaginación y ese otro aura para poder interpretar, regalar una pieza con todas las alas, elegancia y belleza que le corresponde. Me llena de alegría ver cómo muchos niños son capaces de recrear la música, hacerla suya, vivirla y mimarla. Me admira el tiempo que son capaces de dedicarle a esas notas, esas dinámicas, esos detalles por los que algo deja de ser normal y se convierte en especial.

jueves, abril 12, 2007

Violín y violinista ignorados

No todo el mundo vive alrededor de la música y no todos alrededor de la música clásica. Muchas músicas, tradiciones, músicas clásicas, folclóricas, populares, muchos tipos de rock, jazz, blues, reggae, música electrónica. Es un sinfín. ¿Reconocería al más famoso cantante de hip hop si me lo cruzara en la calle? ¿Al mejor rapero? ¿Al cantante de regeton más popular? No creo. Muchos mundos y submundos. Es curiosa la historia de este artículo:

Indiferencia ante el arte
Joshua Bell, uno de los mayores virtuosos del violín, tocó su Stradivarius en el metro de Washington; pocos lo advirtieron.

[Por José carreño, corresponsal. El Universal. Jueves 12 de abril de 2007]

WASHINGTON.- La capital estadounidense es una ciudad habitualmente dividida por debates sobre política, pero enfrenta ahora una discusión más íntima y tal vez más temible: ¿hasta qué grado es indiferente a la belleza?

Cuando un columnista humorístico local convenció a Joshua Bell, uno de los mayores virtuosos del violín contemporáneos, a disfrazarse con sudadera y gorra de beisbol para tocar su Stradivarius en una estación del metro de Washington a las ocho de la mañana, probablemente no esperaba la reacción de disgusto, denuncias, sentimentalismo y pena que saludaron a su texto en la revista semanal de The Washington Post.

Gene Weingarten, columnista de The Washington Post, confesó que esperaba indiferencia, ciertamente. Después de todo, la hora de entrada a trabajar no es el mejor momento para detenerse a escuchar a un músico callejero, aun uno que tocara evidentemente tan bien como tocaba Bell o lo que interpretó en su improvisado concierto.

Pero cuando un comentarista habla de la arrogancia de un experimento mientras otro menciona que la idea le hizo llorar y reflexionar sobre los momentos de belleza perdida, la discusión parece convertirse en un reflejo de lo que los estadounidenses piensan de sí mismos.

Bell, quien participó con entusiasmo en el reportaje, se colocó a la salida de una estación del metro en el centro de una zona de oficinas del gobierno federal, a la hora de entrada de la burocracia, en un ambiente muy lejano de las salas de concierto donde suele actuar y vestido de forma muy distinta a como suele aparecer en público.

Nadie lo reconoció, de acuerdo con el reportaje, filmado también en video, y a duras penas fue escuchado, aunque alguno de sus escuchas involuntarios parece a momentos atrapado en un concierto que incluyó Estrellita, de Manuel M. Ponce, un concierto de Bach, una pieza de Massenet, pero mayormente los transeúntes -con excepción de algunos niños- parecen indiferentes.

El improvisado concierto duró 43 minutos y sólo una persona se detuvo a escuchar atraído por la música. Otra persona, sólo una, reconoció a Bell y se quedó a escuchar atraída por el personaje. Bell reunió 32.17 dólares sin contar un billete de 20 dólares que la única persona que lo reconoció puso en el estuche del violín...

La historia "no pretendía ser una acusación del alma de los burócratas federales" o que por su naturaleza, sean "menos sofisticados, menos abiertos a la belleza, menos culturalmente maduros, menos atentos a su alrededor que la persona normal", consignó Weingarten. Los directivos del diario se habían preocupado más bien de la posibilidad de que alguien reconociera a Bell y se creara un problema de control de grupos y hasta de congestión en la estación del metro. "La idea era que en una población tan sofisticada como Washington seguramente alguien reconocería a Bell", dijo Weingarten.

La realidad fue otra y la reacción ha sido en muchos casos de ofensa. "Me siento insultado de que haga un comentario sobre el triste estado de cosas en Washington sobre la base de una situación engañosa que ustedes sabían fallaría desde un principio", escribió un irritado corresponsal en un chat de internet protagonizado por el propio columnista.

"Nuestro principal temor era que se juntara una multitud no porque la música fuera hermosa, sino porque alguien reconociera a Bell", comentó Weingarten, que también recibió decenas de mensajes donde se le acusaba, o denunciaban el texto publicado por la revista de The Washington Post, de ser condescendiente, elitista o incluso, como escribió un participante en un blog, promotor de "una estética musical de europeo blanco".

Weingarten afirmó que hasta el martes al mediodía había recibido más de un millar de mensajes, incluso más un centenar de personas que le dijeron que el reportaje las había hecho llorar y reflexionar sobre la vida y lo que está a su alrededor. Para alguno de sus interlocutores se trató en realidad de un problema de ubicación: "Si se saca al arte de su pedestal ¿la gente lo reconocería como arte clásico? La respuesta es definitivamente no".

viernes, abril 06, 2007

Cortesía

Hay melodías que toman forma entre tus dedos y despiertan para quedarse. Ésta nació mientras estábamos haciendo la prueba de sonido antes de un concierto. La dulzura y amabilidad de su comienzo le dió el nombre de "Cortesía" y supo que estaba dedicada al sexto músico de Sotavento, Curt Sorensen, nuestro ingeniero de sonido, el sexto sentido también, oido atento, respetuoso, gusto por un sonido que deja realzar la música y la deja respirar con claridad.
Escrito para mandolina, "Cortesía" se acompaña con cuatro llanero, guitarra y bajo en las cuerdas, maraca y cajón en la percusión. Cuando el tema se repite, la flauta retoma la melodía mientras la mandolina acompaña para luego, al unísono con la flauta, robarle a los acentos su pulso natural y descolocarlos para llegar jugando a un sencillo final.

Como con muchas otras cosas -especialmente tratándose de música-, toma vida cuando se toca con otros y cuando con el grupo revive y se convierte en lo que ya es ahora que está grabada. Hoy terminamos de mezclarla, darle forma, buscar su sonoridad, el equilibrio de cada instrumento. (Lleva viento, llamada, pájaro, susurro, cascabel.)

martes, marzo 20, 2007

Christian Nieves tocando un aguinaldo jí­baro

Conocí a Christian Nieves aquí en Madison, hace dos o tres años. En ese momento estaba tocando con un grupo de jóvenes músicos, Puerto Raíces, que hacía rock utilizando elementos de música puertoriqueña en sus composiciones y el cuatro en lugar de la guitarra eléctrica. Para quienes no sepan de este instrumento, el cuatro puertoriqueño es clave y representativo de la música jíbara de Puerto Rico. Es el instrumento que lleva la melodía de los infinitos tipos de seis (chorreao, mapeyé, enramada, fajardeño, seis con décima, etc), aguinaldos, danzas, guarachas. (En esta página hay bastante información sobre el cuatro, su historia y desarrollo, los géneros musicales en que se emplea, sus intérpretes.)
Hoy pensé que una bonita forma de celebrar el comienzo de la primavera sería escuchando música jíbara. En este vídeo, Christian está tocando un aguinaldo (aunque saliéndose un poco de la forma tradicional y haciendo una improvisación maravillosa) que por su vitalidad siento que encaja con este despertar abierto y claro de la primavera. Te damos la bienvenida, no te escondas y disfruta el virtuosismo de este cuatrista que además, es una estupenda persona.

sábado, febrero 24, 2007

Simon Shaheen, esos otros modos y microtonalidades

Solo tenemos una sesión de hora y media con Simón Shaheen. Su lista de créditos es extensa pero la hace breve cuando se presenta. Nos cuenta cómo desde siempre hubo música en su vida, cómo empezó a tocar oud a los tres o cuatro años, violín poco después, música clásica árabe, música clásica occidental más tarde en Estados Unidos. Habla de su trabajo con la música árabe, con el jazz, con otras músicas clásicas. Y después de enfatizar esa irremediable unión de músicas y lenguajes musicales, se zambulle en una conversación que presenta lo básico de la música árabe, el esqueleto sobre el que se construye. Mientras le escucho, pienso en lo difícil que sería para un "músico clásico" de occidente hablar de melodía y armonía, música instrumental y vocal, y cadencias y sonoridades en hora y media. Todo un abismo. Un rasgo, un detalle. Pero suficiente quizás para recorrer los sentidos y despertar la escucha.
Eso hizo Simon Shaheen con la música clásica árabe, presentar la coordenadas y pilares sobre los que se construyen sus sonoridades, sus formas, sus prácticas interpretativas. Me gusta escuchar su explicación de cómo los modos se eligen en el momento, dependiendo del lugar, el momentos, el estado de ánimo, el color del día, el rastro de lamirada. Y cómo el modo rítmico le da vida a ese modo elegido, cómo los dos se sustentan con esa flexibilidad desafiante y ese vínculo íntimo entre pulso y modo, color, sensación, evocación, precisión permisiva que abre las puertas para que las melodías discurran como aromas caprichosos y hermosísimos. No habla de armonía como tal porque no existe en la música árabe -inherente al modo, en él de forma integral, parte de él-. Pero sí de los adornos, de la música improvisada y compuesta, de formas musicales, del concepto de la música tocada en grupos, de los instrumentos a través de los que cobra vida.
Le encuentro accesible y cercano, especialmente cuando toma su oud o su violín y toca, y te dice el modo que elige, despliega las notas que contiene, los intervalos, los cuartos de tono, los intervalos que llaman "half flat" -medio bemoles tal vez diríamos nosotros-; y si tiene diferentes partes la forma musical que ha elegido, las indica, o te ayuda a entender cómo se construye una improvisación, las partes que en ella pueden caber, cómo escucharla para entenderla mejor.
El sonido del oud te transporta. Tal belleza y sutilidad. (Además, la maravilla que físicamente el instrumento es. Sí, ayer Sebastián lo comentaba.)

Y me fascina cuando habla de las diferentes afinaciones del violín y cómo esas afinaciones se eligen en función de la música, para adaptarse a los modos, a su naturaleza. Piensas en cómo los instrumentos se crearon y se siguen creando para expresar la música, cómo cada cultura los elige según un gusto y sensibilidad inexplicables, en el por qué de esas tendencias de tales culturas para elegir uno u otro instrumento, un timbre, una sonoridad (los tambores en Africa occidental, la mbira en Zimbabwe, el arpa y los violines en muchas partes de México, las guitarras en lo criollo peruano, la bandola y el tiple en Colombia, el ney como instrumento de viento en el mundo árabe, el sitar y violines en India. La lista es interminable.)
Y me fascina cuando toma una melodía que primero toca de forma sencilla y luego la transforma mediante adornos y la hace totalmente "árabe" -como diríamos los no conocedores-, y entiendes la función de esos adornos y la complicada precisión con que funcionan.
Qué difícil. Qué bonito sería aprender. Y también aprender árabe. Creo que mucho de esta música tiene que ver con la lengua, su poesía, sus rincones, sus velos, rumores de entre letra y letra, palabras, frase y frase.

Y le encuentro accesible cuando al final hablamos con él y nos deja tocar su oud, verlo, admirarlo.

(Simon Shaheen y Enrique Rueda)

Hablamos de las competiciones de declamadores de zéjel y las comparamos con la de los decimistas mexicanos, puertoriqueños y peruanos, y de cuánta belleza en la música, cualquiera, cómo lleva, cómo y cuánto transporta, cúanta fuerza humana.

viernes, febrero 23, 2007

Viernes, casi sabado

El día completo, sin un momento apenas para recogerme en mi intimidad, ese instante. Una ventana a la música árabe de la mano de Simon Shaahen, un concierto con Xtring Quartet -junto a mil otros conciertos y actividades musicales que estaban pasando en Madison- y una tormenta de nieve envolviendo la ciudad, el silencio que trae, la luminosidad. Divertidas historias de coches atascados que no se pueden mover con toda esa nieve. Y toda una aventura llegar a casa, haber podido entrar en el garage. Esta es la terraza, con la nieve y los huecos caprichosos que el viento en ella ha dejado

domingo, febrero 18, 2007

Anticipar, músicas y enlaces

No sé si anticipar cosas es bueno o no. Puede que planearlas y programarlas les quite algo de frescura pero hay cosas que sería imposible hacer sin ese plan anterior. Tal vez todo dependa de cómo anticipar, cómo ese anticipo influya en la espera, cómo vivir lo anticipado cuando llega.

Hoy, ese sol cálido, su luz y templanza deslizándose para anunciar una tregua, un pacto con el frío -para que se retire, allá donde viva, más al norte tal vez-. Inevitablemente, sé que me inunda esa anticipación de días más cálidos, anfitriones de aires en luz multicolor. Pero entiendo que el plazo es largo y lleva espera. Y mientras el sol despide al día y el paisaje nevado hereda su luz rosada y amable, me digo que es mejor encontrar la belleza en este ahora, estos días que no queremos dejar pasar sin darles la mano, sin que ellos nos la den a nosotros.

Pero me permito anticipar algo más cercano, algo como la visita el próximo fin de semana del violista y virtuoso tocador de oud* Simon Shaheen. (Aquí está su biografía y aquí su itinerario en Madison -conferencias, clases magistrales y conciertos-.) El trabajo de este artista con la música árabe, actividades como las de su residencia en Madison, o grabaciones y proyectos como los de Yo-Yo Ma (Silk Road Project, los discos "Obrigado Brazil", "Appalachian Journey", "Piazzolla: Sould of the Tango"), Turtle Island String Quartet, Paquito de Rivera (su discografía habla por sí sola de su amplio bagaje e idiomas musicales) o los proyectos y grabaciones del cuarteto Kronos, entre muchos otros, nos hablan de la magnífica fusión que se está dando entre la música culta y diferentes músicas étnicas.
La música es arte generoso que sabe dar, le gusta recibir, sabe innovar pero también mantenerse fiel; es exigente, sabia y cercana.


* (¿es así como se le llama a quien tañe oud?)

domingo, febrero 11, 2007

Mamá Crisó

Febrero parece ser un buen mes para trabajar en proyectos que necesitan de tiempo y paciencia. Con Sotavento, estamos llegando a una de las últimas etapas en la grabación de un nuevo disco.
Hoy terminamos de mezclar "Mamá Crisó", una canción del compositor boliviano Yayo Jofré. Es un tema lento, una canción-charla que asombra por la sencillez y belleza de su melodía. Yayo Jofré la compuso para su mamá, Crisó. Sotavento ya la grabó en “Desvíos” de la mano de Omar Rivero, sicuri que nos la enseñó. Es uno de los temas que más he disfrutado (y aún disfruto) tocando zampoña. En concierto, es esa sensación infinita de comenzar el tema acariciando los tubos de caña mecidos por la base de la guitarra y el charango.
Hace cuatro años hice un arreglo de "Mamá Crisó" para cuarteto de cuerda: el cuarteto acompaña la melodía que primero toca el sicu y que luego recoge la quena acompañada por el sicu en armonía. Ahora, como parte de esta última grabación de Sotavento, decidimos incluirla con ese formato. (Otros tres temas con cuarteto de cuerda le harán compañía.)
En este tema, con este arreglo, se dan cita algunas de las dualidades que mantienen mi vida en equilibrio o desequilibrio, la música clásica, la folclórica, el violín, los sicus, lo intelectual, lo emocional, Sirinx, Sotavento. Originalmente, el cuarteto lo escribí para ser tocado por la orquesta de cuerda de la escuela de verano (E.V.E), el campamento musical que organiza la escuela Sirinx desde Salamanca y que ya tiene algo más de veinte años de vida. Con Sotavento, lo tocamos en vivo por primera vez hace dos años en el concierto anual que hacemos en Madison y que coincidió con el 23 aniversario del grupo. Ahora ya está grabado, mezclado, listo para ser escuchado, recreado. Tiempo y paciencia en el proceso. Con mucho gusto.