Sí, la música se nos va quedando adentro y poderosa te marca destinos. Los asumimos con gusto. No podría ser de otra forma.
Nuestro último recital del curso hace un recorrido musical por el folclore de Latinoamérica. Escucho a cada violinista, a cada violista, admiro su personalidades -tan fuertes y distintas-, la serenidad de algunos, la pasión de otros, la bravura o la sutileza, el canto que por encima de todo revolotea en algunos, lo pausado y recogido de otros. Su arte está en la capacidad de ser ellos y de entregar lo que tocan con justeza pero con una algo más que lo realce y lo haga vibrar de forma única. (Ahora que digo esto pienso en un amigo que hace poco hacía un comentario muy acertado acerca de quienes enseñan "elaborando" un tipo de alumnos sin preveer la individualidad de cada uno: "o encajas en ese patrón o la clase y su entorno te erosionan", decía).
Siempre me pregunto cómo querrían los autores de la músicas que tocamos que interpretáramos sus composiciones. Con la música contemporánea es posible saberlo cuando el compositor vive y se tiene acceso a él. Con otras muchas músicas, es el estudio de las tradiciones, estilos y formas de ejecución que la musicología y la etnomusicología nos prestan lo que nos deja saber, aunque es más un apunte, una indicación que luego el intérprete, como el dibujante, despliega y elabora.
Catherine pintó en acuarelas un vals peruano,
Maya vistió de sinceridad y emoción una milonga porteña,
Melissa susurró una danza puertorriqueña,
y Kenny pintó con fuego un bambuco colombiano que por derecho propio se titula "Ojo al toro"
En honor a Juan Reynoso, Maggie tocó uno de los sones guerrerenses que él compuso, enredado, difícil y endiablado, como diría don Juan. Y si la hubiera escuchado tocar con tal fuerza y determinación creo que también hubiera dicho: "¡eso mero!"
Esta es la cara de satisfacción y de gracias por todas esas músicas, el gusto, el trabajo de todos,
el crear y construir junto a otros, mentes abiertas, manos compañeras.
Terminamos el viaje tocando sikus, en un paseo donde la sencillez del sonido de ese instrumento te da la mano y te acompaña. Ven
4 comentarios:
Y a pesar de problemas y contratiempos administrativos, y reservas perdidas, afortunadamente, la música, la buena música, queda.
Y las caras de satisfacción, de concentración, de deleite de los niños, también quedan.
Y a la "culpable" de toda la historia, pese a la (supongo) segura rabieta, enfado y desesperación ante el imperdonable error y la búsqueda urgente de un nuevo lugar donde poder hacer música, le queda el regalo para los oídos y la satisfacción de "sus niños" que crecen, personal y musicalmente.
Y a nosotros, que no estuvimos para escucharlo (aunque conociendo a Raquel nos podemos hacer una idea clara de qué nos hemos perdido), nos queda su sonrisa al terminar el recital.
Un abrazo
Pero bueno...¡vaya halago!
Gracias Juanfran. ¿Cómo fue vuestro concierto?
jeje, es que me ha encantado ver caras (sonrisas) conocidas -veo a Maya, a Maggie, a Pancho, a Orlando-, y creo ver en tu foto esa sensación de, "leche, lo que me ha costado, pero realmente ha merecido la pena".
Nuestro concierto, bien, no fue lo ideal -pocos ensayos, poca prueba de sonido, y muy diferente (el sonido) al lugar de ensayo-, pero lo pasamos bien tocando, y el resultado creo que fue digno y bonito. El domingo, otro.
Un abrazo
Así fue exactamente. Es especial poder compartir el mundo de aquí y el de allí -uno a final de cuentas- y que con el tiempo, los hilos se vayan conectando más y más.
Digno y bonito. Eso me gusta.
Mucho disfrute para el próximo
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