A medida que las horas pasan me doy cuenta de que me voy despojando de este invierno a girones. No vale impacientarse, ni con lo tardío de la primavera ni con los vuelos o el tiempo de las esperas. Chicago, San Francisco, Reno... No importa el destino, una vez que entras, ese mundo de aviones y aeropuertos domina el panorama en el que no hay horas, ni días, ni señales tangibles de algo que no sea lo que tú mismo creas. Ves una llegada,
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A media noche, dos horas más en Madison y nueve más en España, alguien te recogerá en Reno y será cuando pasado y presente vuelvan a fundirse una vez más y cuando el otro viaje comience realmente.
4 comentarios:
¡Cuán cierto es que, en ese ir y venir, el tiempo se descompone y pierde toda su consistencia!
Me alegro de que hayas llegado bien a tu destino.
Un beso
Gracias preciosidad,
tu buena estrella me cuida. Lo sé.
Un abrazo
¡hola raquel! veo que lo del "estado del cielo" ha calado, ja, ja
gracias por el guiño y un abrazo muy fuerte para allá
sw,
lo tengo ya tan interiorizado que no pasa un día sin que mire para arriba y diga, entropía, sw, el estado del tiempo.
Un besote!
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