Pero aquí estamos, a primeros de abril y viajando hacia el oeste. Conferencia en la Universidad de Riverside, California, una pequeña ciudad universitaria cerca de Los Angeles. Aquí estamos, volando de Madison a Denver y desde ahí a Los Angeles atravesando una fantástica acuarela de nieve que fácilmente se puede pensar destino de esquiadores
Un poco más allá el Cañón del Colorado, esa(s) impresionante(s) brecha(s) entre montañas pulidas de tiempo y existencia
Luego, Los Angeles en su extensión anónima e inabarcable, creada desde el desierto con el agua fecunda del río Colorado que mucho más tarde desemboca agotado en el mar de Cortés
Llevamos viajando desde temprano pero el reloj movió las agujas dos horas más atrás o los dígitos disminuyeron así que, llegamos al aeropuerto como a la 1 de la tarde, uno de los cuatro o cinco aeropuertos que hay en la zona
hasta llegar a Union Station donde esperamos el tren (Metrolink) para Riverside
Agradecemos el calor mientras esperamos, la amabilidad de la gente, el poder viajar en el vagón del silencio (quiet wagon) donde no se oyen conversaciones en voz alta ni suenan los teléfonos móviles
Al llegar a Riverside también agradecemos el sol templado de la tarde
mientras esperamos a nuestro anfitrión del Air B&B donde nos vamos a quedar y quien ofrece recogernos. Poco después de dejar las cosas, salimos a caminar, a reconocer entre pasos breves ese sentir de ciudad universitaria en un sur donde el paseo puede hacerse despacio porque no hace frío y donde las buganvilias llenan de luz el espacio que habitan
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