viernes, mayo 06, 2011

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Regreso a calles donde iglesias

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y casas delimitan espacios

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El vendedor de la esquina me ofrece algo pero no presto atención

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Camino deprisa. Mis pasos recuerdan el camino.

Regreso a San Andrés después del encuentro musical de ayer en Cabada, de una noche de horas cortas y de un viaje esta mañana desde allí al Puerto con parada obligada en Alvarado para desayunar. Ese camino lo desando sola para regresar a San Andrés. (Viajar con alguien con quien te gusta viajar es el mejor seguro de viaje.)

Llego para dejar las cosas en el hotel e ir a la casa de cultura a ver algunas clases de requinto, jarana y zapateado. Pero los niños y niñas no llegan así que me siento con Andrés y seguimos charlando. Todo un personaje, el baúl de sus historias no tiene fondo. Hemos hablando bastante sobre el son jarocho, los encuentros, el trabajo en las comunidades, lo que significa vivir con esta música entrelazada en tu propia vida. Hoy me cuenta cómo se viven los velorios por la zona. El velorio del que habla no es un velatorio sino una reunión con música y baile que se celebra durante la noche en la casa de quien esté organizando el velorio. Pero el proceso comienza desde que llevan o traen a la Virgen.
Sí, esa es otra de las particularidades del sentido y de las ocasiones de la música en esta región de los Tuxtlas. A medida que voy conociendo un poco más me doy cuenta, literalmente, de lo que desconozco.

Jose Luis asoma con su requinto al hombro. Se une conversación y en poco más de cinco minutos ya saben dónde habrá velorio mañana. Llaman a músicos para que se unan al recorrido de la Virgen. Temprano. Allí estaré.

Con él camino hacia el parque. La iglesia se ve bonita a estas horas

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y el parque sabe a cotidiano, a parejas sentadas, a grupos de amigas y amigos, a zanates anunciando que pronto oscurecerá

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La luz de atardecer llega poco después, tranquila

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La veo desde este restaurante que me gusta nada más entrar

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Sus ventanas, como la ciudad, se sienten vivas

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Y yo me siento agradecida por la suerte de haber podido conocer a personas que me ayudan y tienden la mano sin necesidad de pedir mucho. Compartir.

4 comentarios:

Elena Casero dijo...

Es una suerte que conozcas a tante gente a través de la música.
y que compartas con ellos tantas experiencias vitales.
Y una suerte para nosotros compartirlas contigo en forma de fotografías.

Un abrazo, Raquel

Minombresabeahierba dijo...

Hermoso lugar ése parque para compartir, con sus contrastes de colores verde, blanco y ladrillo.

Besotes mil, Dama Musical.

Tesa Medina dijo...

La gentes con las que te vas encontrando te enriquecen, te hacen ser mejor persona.

Te sigo compartiendo historias y músicas y esa luz que se refleja en tus fotos y la tranquilidad que choca, en un país tan agitado a veces por la violencia y la injusticia.

Me encanta poder acompañarte en este viaje aunque sea desde la ventana de mi PC.

Besos, Raquel

Raquel dijo...

Elèna,
estos últimos viajes a México son precisamente para eso. Luego vendrá lo difícil, teorizarlo, contarlo, defender mis argumentos.

Minombre,
cada vez que paso por ese parque está muy muy lleno de vida. Creo que pasa cuando las ciudades son pequeñas y mucho gira alrededor de ese centro de ciudad.
Besotes también para ti.

Tesa,
un país muy maltratado por la violencia ahora mismo. Afortunadamente, esta parte es bastante tranquila y un verdadero alivio poder tener esa calma.
Gracias por estar