Después de estos días de calor, se agradece despertar al día nublado, unas pocas gotas de lluvia refrescando la calle. No somos los únicos que buscamos un poco de aire fresco
Vamos hacia la región de los Tuxtlas, a unas dos horas al sur del Puerto. A medio camino paramos en Alvarado en uno de esos lugares que casi se ha convertido en visita obligada para desayunar o comer, en Casa Tella. Estuvimos aquí en febrero y literalmente, parece que hubiera sido ayer. Ahora se ve todo más seco
y hoy la laguna lleva la tierra revuelta entre sus aguas
Hace muchísimo viento y la arena hace daño cuando roza la piel.
Pero poco después de dejar atrás la salida a Tlacotalpan, todo cambia. El viento continúa pero el verde te envuelve
Aunque con inconveniencias como ésta,
la belleza del paisaje es imán
Atravesamos pequeñas comunidades en las que la gente pone el punto preciso
Llegamos a San Andrés poco después de las dos. Ahora sí llueve
Venimos buscando a un músico, promotor, maestro y sabio altruista que hace 25 años lleva la Casa de la Cultura, da clases de son jarocho, trabaja en las comunidades, enseña a niños y trabaja de forma incesante en la recuperación y mantenimiento de la tradiciones de la región
Andrés Moreno Nájera nos recibe con una sencillez que hacen honor a todo su trabajo. Comenzar a charlar con él es símplemente eso, sentarse y dejar que las cosas fluyan de manera natural. Ahí también está Jose Luis Constantino, laudero y músico con el que comparten mucha trayectoria de trabajo
Como con Andrés, la conversación fluye y las horas se nos escapan sin darnos cuenta. Después de más de tres horas, ellos tocan una cuantos sones al estilo de la región, sones campesinos, sones pausados que hablan de un modo de vida
Sin carta de presentación y nos entregan más de lo que veníamos buscando. ¿Es la tierra la que les hizo fértiles y generosos?
1 comentario:
Siempre he pensado que los latinos están genéticamente preparados para la música, quizá sea una fantasía mía pero es lo que pienso...
Besicos
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