martes, mayo 10, 2011

Luna negra e historias de vida

El parque de Jáltipan sigue vacío cuando paso por ahí esta mañana. Los pocos que caminan van buscando la sombra bajo los aleros la sombra (Si arden los 29ºC con humedad, ¿cómo será al mediodía?)
Hoy despierto a otras historias de vida, a otras ventanas que me dejan ver otros viajes. Noe González, requintista del grupo Los cojolites, me abre su puerta


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y me enseña el taller de laudería donde construye instrumentos

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Él vive de tocar con el grupo y de construir instrumentos. Teniendo dos hijos, es difícil mantenerse exclusivamente de la música. Creo que muchos que están en la misma situación que él lo saben.

He quedado con Ricardo para ir a ver el rancho. Es allí donde hacen El seminario de la Luna Negra, que este año acaba de cumplir sus primeros diez años. El rancho tiene unas diez hectáreas y en él cosechan y plantas árboles y especies de la zona

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Él es feliz allí, lo sientes inmediatamente

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Caminamos por el area donde hacen el seminario, casi siempre durante la semana de Semana Santa. Gente de muchas partes de México y del extranjero llega hasta aquí. Es una semana intensa. Vienen a aprender jarana, guitarra de son, requinto, marimbol, zapateado, décima. Acampan ahí, duermen y comen. Son cinco horas de clase al día y sólo el taller de décima es el que se puede hacer combinándolo con cualquiera de los otros. Cada año invitan a diferentes maestros de instrumentos, baile o décima, y también invitan a buenos conocedores de la historia y cultura del son jarocho para dar charlas.
Los talleristas duermen en cabañas como ésta, con techo de palma

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y paredes de adobe

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Al lado está el río

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La historia de Ricardo está ligada a su tierra y a su música, el centro de comunicación y el rancho son sus proyectos de vida y él es carismático e inconfundible. Su madre, Ana María, también lo es

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Crió sola a sus cinco hijos y a sus 78 años todavía sigue trabajando con una fortaleza que llama la atención. Ella cocina para las personas del Seminario de la Luna Negra, hace comidas para vender, borda. Su mano es cálida y su mirada acogedora

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Hago el camino de regreso a San Andrés pensando en ella y en muchas otras mujeres a quienes sus maridos abandonaron (y abandonan) porque tenían a otra u otras mujeres esperándoles, con otros muchos hijos a cuestas. Pienso en las sociedades machistas, en lo difícil que sigue siendo para muchas personas.

Volver a San Andrés es como volver a sentirme en casa. Regreso al mismo hotel, la misma habitación. Entro en La casa de la cultura y Andrés me recibe con una sonrisa. Lo mismo con Jose Luis cuando llega poco después. El calor humano y la ayuda que he recibido estos días es impagable: personas generosas que comparten, que viven contigo lo que ellos viven, que te acogen como a uno más.
La última parte de la historia es una visita a un jaranero que vive en la comunidad de Vistahermosa. Estos pueblecitos son muy pequeños y la mayoría de la gente tiene sus ranchitos junto al pueblo

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Jose Luis me lleva a visitar a Pascual Toga Silverio

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Su mujer, Silveria Ignot, se sienta también con nosotros y eso me gusta mucho

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No hablamos de música al principio. Su hijo murió hace poco más de nueve días en un accidente de coche y hablamos mucho de eso. Sólo mucho después surge el hablar de música, de las vivencias de Pascual como músico, algo que tanto y tanto le gustó y le gusta, sólo que ahora no tiene ganas para nada porque se siente partido en dos. Hablamos con Silveria y lo que le gusta bailar. Bromeamos con el que Pascual se enamorara de ella a los 16 años porque bailaba muy bonito. Hablamos de lo que fue entonces y es ahora, de los huapangos, de cómo han cambiado las cosas, de cómo no muchos jóvenes quieren aprender la música. Cuando le pregunto si nunca tuvo la inquietud de tocar otra música, muy seguro --al igual que otros músicos de la región-- me contesta que no, que esta es la música que le jala.
Así es para muchos y escucharles hablar de lo que les apasiona, me llena.

5 comentarios:

EL AVE PEREGRINA dijo...

Nos dejas unas vivencias llenas de gran vitalidad y esfuerzo por la subsistencia.
Bello es tu transitar por esos lares.

Un abrazo, Raquel.

Anónimo dijo...

Raquel: se siente que estamos viajando con vos al ponernos tan cerquita y con tanto detalle todo eso que vas conociendo
Un abrazo amiga!

Anónimo dijo...

“Luna negra e historias de vida”

No deja de maravillarnos tu caminar por esas tierras y como nos lo cuentas. Tu visión de ciertas situaciones plasmadas en tus relatos.. Nos emocionas.
J.M y Margarita

Raquel dijo...

Ave,
sigo encontrando más día a día. Realmente no sabemos lo que tenemos.

Viking,
me gusta que viajes por estos lugares conmigo. Nuestras sociedades son muy diferentes en algunos aspectos y por eso tal vez me impresione más todo esto.

J.M y Margarita,
creo que este año debería empezar a charlar con la gente "grande" (como le dicen aquí a nuestros mayores) porque ellos también tienen mucho que decir, ¿no os parece?
Gracias por estar conmigo.

Cas Matus dijo...

yo quiero ir ahiiiiiiiiiii!