Vengo a Playa Vicente a conocer el proyecto que Arturo Barradas y su familia tienen. Son Los soneros del Tesechoacán. El Tesechoacán es un río que recorre esta parte de Veracruz y que en gran medida, marca la vida de su cuenca. Hace diez años ya Arturo diseñó un proyecto para tratar de recuperar el son jarocho en esta zona, buscar a los señores mayores que tocaban, versaban o bailaban, aprender de ellos, hacer un programa de radio en el poder difundir toda su música. Desde entonces el proyecto se ha hecho grande, dan talleres en comunidades y tienen un grupo considerable de gente joven comprometidos con la idea del rescate de la música y tradiciones del lugar.
Apenas puedo hablar con Arturo hoy porque están preparando una salida para ir a San Jerónimo. Este fin de semana están haciendo un campamento para un proyecto que Octavio Rebolledo está llevando a cabo patrocinado por la Universidad Veracruzana. Se trata de que un grupo de jóvenes pasen tres o cuatro días en una comunidad donde todavía viven músicos mayores, convivir con ellos, charlar, tocar, conocerles, hacerles preguntas acerca de ellos, su vida, la música tal y como era entonces, el ahora. En esta tercera sesión del proyecto "Preservando la tradición: diálogos con la historia", Otavio invitó a participar a Los soneros de Tesechoacán.
Salgo con ellos. El camino es largo porque vamos haciendo paradas para recoger a chicos y chicas de diferentes lugares
San Jerónimo es una de esos pequeñísimos pueblos en los que todavía se hacen muchas cosas a mano
y muchas de las casas están construídas con los materiales y estilo de la región
Ahí es donde se cocinará estos días.
Esta tercera sesión de talleres se hace alrededor de dos soneros que aquí viven, Félix y José Regalado. Conozco a Félix poco después de llegar. Inquieto y vivaz
nos recibe con alegría, contento de que hayamos llegado
Conozco a su hermano José un poco después
Junto a Arturo supervisan la colocación de la lona que dará un poco de sombra para que el grupo se siente a charlar con ellos mañana
Camino un rato por las calles junto a la casa
y me hago amiga de esta niña despiertísima
que me lleva a conocer su casa
y me va diciendo si le gustan o no las fotos que hago
Después ayudamos a Mago, que está lavando cubiertos y platos para la cena
A ella también la llena de vida Yania. Su energía realmente contagia
En estos proyectos de familia, a menudo es la mujer la que tiene la tarea de organizar menú, compra de alimentos, organización del lugar adonde se llega. Como en Citlaltépec con Arturo, nada se hace individualmente.
Poco antes de que oscurezca nos sentamos a charlar con los hermanos regalado
Casi sin darnos cuenta se nos va el sol
y en el serano nos sorprenden las jaranas llegando por el camino y presentándose con su música para tocar y cantar a los hermanos Regalado
Es un momento realmente especial. Lo cotidiano se olvida y hasta pareciera que el calor aplacara. Ellos sonríen.
1 comentario:
Raquel, veo que en México todo es cante y alegría, que bonito debe de ser conocerlo en situ.
Mago tiene unos ojos muy vivarachos, es muy guapa.
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