Convivir, hacer del compartir comunitario una forma de vida. A medida que pasan los días me doy cuenta de que el jardín de Margarita (Mago) Kojima no sólo es El jardín Kojima, el centro cultural donde los niños reciben sus talleres de jarocho: es un centro de reunión, una bienvenida. Las puertas están abiertas para todo el que llega. La mano de Mago acoge y sus hijos Martín y José alimentan el proyecto desde una visión donde sólo hay un nivel para relacionarse: el compartir. Por eso la sonrisa del niño, la mano tranquila, el respeto que no excluye sino incluye, un saber que va más allá del momento.
El día de hoy gira en y alrededor de ese jardín de la maga donde ya desde el desayuno se extiende la mesa para dar cabida a todos
Frijoles, huevos y plátano frito llega para dar a muchos
Ahí está Simón
Le conocí anoche. Chicano de Nuevo México, lleva cuatro años viviendo en Oaxaca. Está muy involucrado en una cooperativa llamada Manovuelta que entre otras cosas, roduce vídeos u otros formatos de comunicación mediática para comunidades o proyectos sin ánimo de lucro. Tratan de trabajar con las comunidades para proveerlas con medios para que ellos mismos puedan llevar a cabo sus propios proyectos
En él se siente la fuerza de la convicción y la seguridad de pertenecer a un movimiento social que vive el son jarocho como música y concepción que une, da identidad y crea comunidad.
El festival de este fin de semana comienza hoy. Yacatecuhtli está celebrando su treceavo cumpleaños y las actividades para hoy son dos talleres y la proyección de un DVD que Simón hizo con Martín y José sobre El jardín Kojima. La gente se ha ido reuniendo
Los niños del taller se me acercan y me preguntan si me pueden ayudar con algo. Les hago fotos
y me ayudan a sentirme dentro del círculo. La mirada de estos niños y niñas tiene un brillo especial
Ahí en el jardín están agusto. Ese espacio forma parte de su vida y tanto Martín como José, tal y como decía antes, hacen mucho para que eso sea así. Tampoco a ellos les falta la mirada brillante y una sonrisa
Cuando Javier Cabrera comienza con la presentación, todo está en silencio
Habla de los instrumentos prehispánicos, las ricas posibilidades sonoras de sencillos instrumentos,
de la necesidad de mirar a nuestra propia historia y buscar, conocer, saber lo que hubo, lo que necesitamos ahora reinventar o reconstruir porque mucho se perdió, entender porqué hacemos esa reconstrucción de expresiones culturales e incluso tradiciones.
Es bonito cuando los niños salen a experimentar
y muy bonito cuando Osiris Caballero habla de la música de la región Huasteca, cuando toca con Julio y Martín
y enlaza mundos que tal vez algunos no conocen y que son más cercanos de lo que pudieran parecer. Entrelazando mundos, también yo hablé de porqué estar ahí con ellos, porqué quiero saber de sus tradiciones y cómo las viven. Aunque sola, toqué un poquito de un son guerrerense y también les dije porqué me gustaba aprender de ellos.
Cuando ya ha oscurecido vemos el vídeo sobre El jardín Kojima. Tanto el concepto como la producción del DVD se siente tan cercano como la idea del proyecto. Cada niño que participó en él, recibe uno. El dinero que pagué por mi copia va para el proyecto. Entre eso y lo que sacan del reciclaje de plástico, compran instrumentos y financian encuentros como el de estos día.
Este es el gesto y el sentimiento interior de muchos
5 comentarios:
¡Menudo viaje interesante! Acabo de echar un vistazo y me deslumbra el colorido tremendo y las sonrisas de los niños. Supongo que esta será una experiencia inolvidable.
Un hermoso jardín comunitario, como bien dices, en donde la diversión, el esparcimiento y la alegría se nota al contemplar sus rostros.
Gracias Raquel, por enseñarnos día a día tanta belleza.
PRECIOSO PRECIOSO PRECIOSO
Besitos
Qué maravilloso lugar. Un sitio cuya principal actividad es compartir. Precioso.
Qué bonita experiencia, cuánta sana envidia siento.. se les ve tan felices.
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