domingo, diciembre 09, 2007

La tradición de Xochitl-Tonatiuh

(Alguien me ha pedido otra leyenda como la de "Izpapalotl, cuchillo de mariposas". Ésta es un poco más larga pero viste la misma sencillez y dulzura)

Hace muchos, muchos años, vivía una niñita india llamada Xochitl que en su idioma quiere decir "flor". La niña vivía enamorada del sol, lo contemplaba desde el alba hasta el anochecer y cuando el sol había desaparecido, tristemente se iba a dormir soñando en él y lista para verlo aparecer al día siguiente.

Hubo un año en que Xochitl estuvo muy contenta por mucho tiempo, porque el sol salía radiante todos los días y no se nublabla ni siquiera un rato; pero en cambio, las milpas no florecían en lindas espigas, ni en elotes, las trojes no tenían maíz, no había frijol ni chile, todas las plantas estaban tristes porque no había llovido y se inclinaban por la sed hacia la tierra. La tierra estaba estéril y el pueblo tenía hambre.

Todos los habitantes del pueblo se pusieron a orar a los dioses: al dios de los alimentos, a la diosa de las mieses, al dios de la lluvia (Tlaloc) y a los pequeños diosecitos de la lluvia llamados Tlaloques; a todos los perfumaban con humo de copal, les ofrecían sus danzas y cantos sagrados al derredor del fuego. Cuando Xochitl vio todo esto se dio cuenta del hambre y del sufrimiento del pueblo todo, y pensando que era indispensable que lloviera, fue al templo como todos y oró con toda su alma al dios Sol al que tanto amaba, diciéndole:

- Toantiuh, tú sabes cómo te adoro, cómo gozo con poder contemplarte, pero es necesario que dejes de brillar un poco, que te escondas para que haya nubes y lluvia, pues el pueblo lo necesita, mira su angustia y compadécete de él.

El dios Sol llamado Tonatiuh, recibió la oración de la pequeña Xochitl, debilitó su luz de oro y una gasa de nubes lo fue cubriendo hasta que lo ocultó; entonces los Tlaloques arrojaron agua con sus cantaritos y los campos se regaron tanto, tanto, que el maíz que se había doblando comenzo a lenvantarse, y la rica semilla de maíz brotó en todos los maizales... todos estaban ya contentos... sólo la pobre Xochitl se entristecía y se debilitaba porque durante muchas semanas dejó de ver al sol, y su luz radiante era una necesidad para la niña; al fin la pobrecita se dobló sobre la vereda y ya parecía que iba a morir, cuando un rayo de sol rasgó las nubes, calentó a su niña predilecta y le dijo:

- Ven, ven a la ciudad sagrada donde la luz no se acaba nunca, donde todas las flores están levantadas; desde hoy no te llamarás solamente Xochitl, sino "Xochitl-Tonatiuh" (que quiere decir "Flor del Sol").

Y convirtió a la niña en una bellísima flor color del sol, con el centro oscuro como sus cabellos y sus ojos, flor que se vuelve hacia el sol cuando amance y lo sigue en su recorrido durante todo el día, hasta que el sol se mete...

Desde entonces, al principiar el otoño los campos todos, especialmente las milpas, se llenan de esas flores color de oro que se llaman Girasol o Xochitl-Tonatiuh.

(Leyenda mexicana, adaptación de Josefina Castañeda)

8 comentarios:

Tawaki dijo...

Muchas gracias por haberla subido. Es una preciosidad de leyenda. Me temo que nos obligas a pedir más, ja,ja.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Raquel, es una maravilla de leyenda. La cultura mexicana ofrece estas perlas en las que de una manera exquisita se nos presenta una auténtica cosmología. Tal vez alguna vez tenga la oportunidad de contarte otra leyenda de cómo la guacamaya anda paseando tan lindos colores(de un libro del subcomandante Marcos titulado "Historias del viejo Antonio" ).
Gracias y un abrazo.

Raquel dijo...

Tawaki, ya buscaré más.

Rafael, envíame la leyenda de la guacamaya y la subo.

Gracias y muchos saludos para los dos

Anónimo dijo...

Querida niña, siempre es un placer estar por aquí un ratito. Gracias por todo lo qeu has compartido con nosotros durante este año que termina. Te dejo un abrazo grande y todo el cariño para ti y los tuyos.
Nos veremos en enero !Felices fiestas!

Raquel dijo...

Siempre disfruto mucho cuando voy a verte y has subido algo nuevo. Me encanta lo que que haces.
Yo también te mando un abrazo grande.

Luis López dijo...

Preciosa leyenda. Gracias por compartirla. Me encantan las flores del color del oro.
Besos

(Pronto podrás comer jamón alla .:-))))

leo dijo...

Qué leyenda más bonita. Me encantan este tipo de historias: me hacen soñar. Sus explicaciones, a veces, son más cálidas que la ciencia.
Besotes.
pd. Me acordé de ti al leer la última entrada de Ana de la robla en http://hablemosdvictorias.blogspot.com.

Raquel dijo...

Hola Luis, a mi también me gustan mucho.
Fíjate que el domingo me dijeron que ya los primeros jamones de jabugo (directamente desde La Alberca) se han importado en Nueva York. Aunque no jabugo, llevo ya unos meses comiendo jamón. Mira, lee esta entrada del 5 de octubre (http://raquelparaiso.blogspot.com/2007/10/quien-no-se-conforma.html)
Besos

Leo, ¿verdad que es hermosa?
Voy a leer la entrada de Ana. Gracias y un beso grande