Me gusta cuando es sábado porque aún quedan horas abiertas, no estructuradas, horas para zambullirse en ellas, hacer o deshacer, encontrarte o perderte.
Ayer la nieve viajó incansable. El viento la movió a su antojo. Se empeñó tanto en ser protagonista que lo consiguió, sin ningún problema. Hasta los tirurillos se inclinaron a su paso
Hoy, con el cielo un poco más amable, la imagen de frío y dureza, no termina
Quizás no sea tanto, pero he perdido la cuenta. Necesito primavera, piel abierta.
Con la noche, el antojo de comida peruana. El GPS -que en realidad se llama Federica- nos lleva a 121 E. Main Street de Sun Praire, al restaurante peruano Red & White donde preparan los mejores calamares y donde el lomo saltado no está nada mal -según los entendidos, todo restaurante peruano que se precie ha de tener lomo saltado, y si bien sazonado, retorno asegurado-
Noche de luna llena. Después de un día nublado, el cielo se abre y despeja. Sólo puedo tener esto, su silueta llena, una imagen que no muestra toda su plenitud. Pero ahí está, al fin, luminosa y bella
Esta noche, eclipse también. Sí, hoy, luna eclipsada. Leve en esta parte del planeta.
¿Cómo será? ¿Cómo en otras partes del planeta?
1 comentario:
Te diré que esa noche estuve en Lambayeque, al norte del Perú, y no se vio nada. El cielo estaba tapado. Supuse que la Luna estaría allí, recién la veo en tu blog.
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