Siempre me pregunto cuál es esa química que a las personas deja estar juntas, compartir, ser amigos, amigas, dejarse hechizar, permitirse abrazar, ser ajeno, permanecer distante. Es algo en nuestras personalidades y nuestros rincones, lo que esperas o no esperas, lo permeable que te permites ser.
Es una pregunta que me hago a muchos niveles de relaciones. Inexplicablemente, hay ciertas personas que te dejan abrirte y te invitan a la sinceridad, te dejan hablar a la vez que incentivan ese discurso creativo en el que estás creando mientras hablas. Aquel con quien dialogas parece sentir lo mismo y es maravilloso cuando pasa. Están esas otras personas que siempre necesitan ser escuchadas, atendidas. Tu conversación o tu decir es incidental, nunca les llega realmente, siempre permanecen en el centro. Hay otras pesonas con tan poca imaginación que siempre parecen quedarse ahí, en su pequeña celda, el rincón donde se ancla el equipaje que nunca llega a destino y que nunca lleva a ninguna parte. Y las personas con una personalidad magnética que de forma muy natural están alerta y mantienen el control como sin pensarlo, casi sin decidirlo: son centro pero sin imposiciones, están agusto y te hacen sentir agusto a ti también, lo fundamental se mueve de uno a otro con una fluidez sutil e inteligente; eres testigo de ese equilibrio y lo disfrutas. Vuelves a pensar en esa riqueza magnífica que todos creamos y recreamos
5 comentarios:
No hay nada más lindo que la gente.
No se pueden explicar mejor las relaciones humanas. ¡Enhorabuena!
Julia y Abel, gracias por los comentarios.
Abel, también quería decirte que es toda una coincidencia que este fin de semana de marzo (22, 23, 24) vayas a estar en Salamanca, en Villamayor. ¿Es un curso que tú das en Villamayor? Si es así, muchos recuerdos para Jose Luis Sagredo y que disfrutes el viaje y el fin de semana.
me alegra que hayais coincidido ambos al calor de esta fina entrada; raquel y abel, ambos tan magnéticos
me alegra que hayais coincidido ambos al calor de esta fina entrada; raquel y abel, ambos tan magnéticos
Publicar un comentario