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Un lujo esta cena, esta celebración caprichosa que tiene una disculpa maravillosa: esta semana terminamos de mezclar "Llegar", el último disco de Sotavento (-primera mezcla, sí, pero empezando a ver el producto final-). El viernes surgió el capricho, hicimos una reserva en
Magnus, uno de nuestros restaurantes favoritos, y hablamos con su chef, Leonardo (con quien hace poco alzamos una copa para celebrar su nombramiento como mejor cocinero del año en Madison) para poder tener hoy un "chef table", una cena en la que el jefe de cocina elige un menú a su gusto y tú no sabes qué va a llegar a la mesa, sólo tienes que dejarte servir y disfrutar.
Me sorprende lo temprano de la cita pero al final, me digo que ha sido mejor así porque pasamos casi cuatro horas a la mesa y ni un segundo se siente desperdiciado. Los platos se suceden, el
sommelier te trae los vinos que escoge para cada plato, el tiempo se detiene y la otra realidad cobra vida. La versatilidad de cada entrada es asombrosa, el gusto, la imaginación del cocinero, la refrescante y exquisita combinación de sabores. Es un festín de sabores y también un placer visual
Un cava español frío y refrescante abre la cena y nos da la bienvenida, junto a nosotros anticipa discretamente y espera sin exagerada impaciencia la llegada el primer plato. Aquí llega, un "crudo" de mariscos y pescado con gambas y
mahi-mahi sobre una capa de kiwi -carpaccio le dicen tal vez por estar partido en lonchas-, todo marinado en una vinagreta con limón, menta y orégano, y salpicado con pimienta y sal negra ahumada; mejillones para completar
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El vino que nos sirven es una blanco de Argentina, Torrontes del 2005, Michel Tonino "Don David". Antes de que llegue el primer plato lo probamos y su sabor afrutado pero no dulce llama la atención. Poco después, acompañando la comida, ese sabor se transforma y lo afrutado desaparece y se convierte en una acidez que realmente complementa el crudo de marisco y pescado.
Este es nuestro segundo plato,
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una crema de alcachofas
sunchoke con maíz azul, pepino y pimientos
pepporcini. Exquisita la textura y magnifíca la sutileza de su sabor que ahora lo moja y realza un vino francés un poco más seco que el argentino.
Para cuando llega el tercer plato ya siento que estoy llegando al final y que no podré seguir comiendo mucho más. Pero es imposible resistir lo exquisito de ese otro vino blanco francés y este plato que combina un preparado de champiñones en hojaldre sobre un carpaccio de tomate y trufas, con un pequeñísimo huevo de codorniz y ensalada de arúgula
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Hablamos de sabores, de cómo te envuelven, de lo diferente y únicos que son, de por qué la gastronomía cotidiana y la gourmet, de cómo algunas comidas se quedan en tu memoria y no las cambiarías por nada del mundo.
El cuarto plato llega acompañado de un Zinfandel de California, es un pescado llamado
barramundi y preparado a la plancha con un glaseado de tamarindo, vegetales, setas
chanterrelles y cuadraditos de pan frito. La combinación es perfecta, la elección de los complementos, el punto de preparación, el..., la...
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Es difícil explicar el placer, la delicadeza, lo delicioso. (Ya casi acabo, sólo queda ¿uno más?).
Cuando apenas si puedes seguir comiendo, el quinto plato se presenta acompañado de un tinto del estado de Oregon. Eso y el cambio de cuchillo significa que es un plato de carne. Efectivamente,
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Yo que no como carne poco hecha, éste solomillo de ternera me cautiva, se derrite en la boca, sabe, simple y perfecto. Está acompañado con un puré de patatas que sorprende por su sabor camuflado al estar preparado con chile ancho; las judías verdes se antojan exquisitas al mezclarse con la salsa hecha a base de flor de jamaica.
El postre es irresistible, un sorbete de mango y champán con fresas y moras
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Increible este viaje culinario que nuestra camarera, Jeniffer, nos ha explicado sin prisas y con gusto (además, le decimos que tiene algo de maya, algo en sus facciones, su piel, su forma de moverse)
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Y aquí está John, el ayudante de chef, el artífice de este viaje de sabores repletos de imaginación. Ha sido todo un gusto y ojalá que no sea la última vez. ¿Quién se apunta?