Hay días que no tienen ni tienen ni paréntesis ni respiro. Es casi medianoche y ahora ya sí llega el momento de darle a la maleta la función que le corresponde: recibir y guardar para luego transportar enseres y pertenencias varias que me acompañarán durante dos meses en ese otro destino, mi ciudad dorada y mi pueblecito más al sur de la provincia. Me llevo el calor y el verde para luego volver otra vez a ellos, a esta claridad, a esta ciudad que en verano late con otro pulso y respira un dejarse llevar que no tiene en el invierno. En mi morralillo de tesoros, esta primavera espectacular, la emoción de sus días soleados y cálidos después del invierno largo y frío, todo lo inesperado, alegrías, emociones y vértigos de toda clase, rutas en bicicleta, flores entre lluvias, personas y personajes sin los que se me haría difícil vivir como vivo, y este blog que me acompaña cada día y a través del que siento a muchos de vosotros, no sólo a quienes comentan sino a quienes leen en silencio y a quienes invento. No sé muy bien cómo ha sido pero me he acostumbrado a escribir casi cada día, a veces es algo que fluye y aparece casi sin pensarlo, otras veces es esa imagen que necesito poner, otras es sólo una breve conversación o esa historia que tantas ganas tenía de compartir. ¿Por qué es así? Tal vez un capricho, un gusto, un dejarse construir y reconstruir como puzzle.
¿Y cómo sería tu blog?
2 comentarios:
Yo no le veía la gracia a lo de los blogs hasta que tuve el mío. En él escribo lo que me apetece. A veces escribo relatos, otras grito, otras comento la actualidad... Se ha convertido en una pequeña comunidad en la que poco vas conociendo a personas, que se hacen cotidianas.
Espero que tengas buen viaje y que la maleta regrese con más cosas de las que te lleves.
Justo eso. Es especial.
Gracias. Mi familia, amigos y mis rincones de allí siempre me llenan. Casi siempre, mi maleta y yo regresamos aquí con mucho más de lo que llevo.
Un abrazo
raquel
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