domingo, marzo 25, 2007

Ese calor y el Mariachi Juvenil

El día se siente glorioso. Es difícil creerlo pero estamos a 25º. Las ventanas están abiertas, el aire tan cálido que tardas un momento en darte cuenta de que puedes salir a la calle sin calcentines, en manga corta, ropa ligera. Lo recibo con entusiasmo. Las bicicletas también lo reciben sin demora, no esperan. Por el centro de la ciudad, la gente camina despacio, sin prisas, sin esconderse tras abrigos y gorros. (¿Será cierto que hemos dejado atrás el invierno?)

Yo también disfruto mientras hago el camino con lentitud. Miro a todo y a todos con una mirada nueva, sonrisa, claridad. Toman café, comen helados, niños, menos niños, en bicicleta, a pie. No hace frío. Entro en el Overture y encuentro esa otra cara de la felicidad, esa música festiva y alegre sobre la que alguien zapatea. Reconozco el son jarocho de "La negrita" y me recorre un hormigueo como siempre me pasa cuando escucho tocar sones mexicanos. Me apasiona escucharlos, tocarlos. (Es sobre todo el huasteco, el calentano del Balsas, pero el jarocho también me arrastra). El grupo Ollin está bailando. Es un grupo de niños que se creó en la escuelita de Shorewood en Madison. Hay niños de México, de Madison, de Perú, de Puerto Rico y de quién sabe dónde más. Ahora están anunciando "La danza de los viejitos", una danza tradicional del estado de Michoacán muy conocida. Ya salen los más pequeños con sus máscaras, vestidos y ademanes de viejito, felices y alborotados, más juguetones que exigentes danzantes

Luego llega "El jarabe tapatío" de un poco más al norte, tan lleno de color, llamativo y siempre agradecido por el público

Mientras, el mariachi espera. Me sorprende la cantidad de niños y niñas. Me gusta ver a todas esas niñas tocando. Disfruto viendo sus caras, sus gestos. Ellos parecen disfrutar también de ver bailar a los otros, tararean las melodías y taconean al ritmo de los danzantes

Ahora sí le llega el turno al mariachi. Los violines ya están dispuestos,

el chelo único y especial también

y la base rítmica y armónica del guitarrón, el contrabajo, la guitarra, las vihuelas

No esperan para comenzar. Suena fuerte, suena uno, el grupo, juntos. Escucho "La bamba", "La zandunga", "La bikina", "Las mañanitas", "El querreque", "El xochilpitzahua". Me gusta. Me gusta la naturalidad con que tocan, todo de memoria, esa sensación de no tenerse que esforzar mucho para tocar

La directora no es la única que está al frente del grupo. En diferentes temas, distintos niños o niñas se mueven asumen las tareas de director. Estos niños viven en Milwaukee, tocan también música clásica, forman parte de una orquesta juvenil y tocan en este mariachi, Latino Arts Mariachi Juvenil, que nació bajo el auspicio de la asociación Latino Arts. Como en el grupo Ollin, los niños no son únicamente mexicanos sino de diferentes países de las Américas. Escucho también "Millionaire's Howdown" y "Mi viejo San Juan". Con su repertorio variado quieren transmitir el mensaje de que la música es una abrazo que a todos acoge. (Somos muchos los que así pensamos.)

El hall está lleno, el aplauso es muy merecido. Enhorabuena.

Esas sonrisas y esas caras ensimismadas también dicen lo mismo.

Vuelvo a salir al sol, a caminar despacio. El día es infinito. Hace calor.


2 comentarios:

Julia Ardón dijo...

Hermosas fotos, me gustan especialmente las de las niñas. Un sueño.

Raquel dijo...

Ver a esas niñas de ojos tan vivos me apasiona a mi también. Y verlas tocar música, aun más. Mucha intensidad y sencillez en ellas.