domingo, septiembre 23, 2007

Al norte

A tres horas de Madison, hacia el norte, Chippewa Falls acoge a unas 14.000 personas. Parece una ciudad pequeña pero E. y P. que viajan conmigo me dicen que es un pueblo. Pero un pueblo con tres iglesias, dos restaurantes mexicanos, uno italiano, bares, tiendas, semáforos, puentes que atraviesan un río, empresas que dan trabajo a más de 5.000 personas y lo más importante, un centro cultural grandísimo y antiguo donde tocamos por la tarde.
El viaje desde Madison se ha hecho corto. Todavía el campo está muy verde

Aún faltan dos semanas para que los colores de los árboles estén en su momento álgido, pero ya empiezan a verse algunos rojos y ocres

Las carrateras de esta parte del país (en realidad, las de casi todo el país) son como bandas anchas y planas tendidas a lo largo de la planicie. La luz y la claridad son espectaculares

Leo, escuchamos música, charlamos a ratos. Llegamos a Chippewa Falls con tiempo. El centro parece estar como dormido, vacías las calles. A la hora del concierto, el bullicio cobra vida pero ahora, hasta la calma de las casitas para pájaros se escucha

y puedes sentir el mordisqueo de esa ardilla negra que apenas si alcanzo con mi cámara. Es la primera vez que veo una ardilla negra, tan esquiva como todas, tan veloz como un susto

12 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Raquel, te ha salido una pequeña road movie, ¿verdad?
Así que es cierto que las carreteras allí son como en las películas, rectas interminables que surcan un paisaje sobrecogedor...

Mariano Zurdo dijo...

Tan veloz como un susto... A ver, Raquel está genial que seas una música estupenda, que saques unas fotografías maravillosas. Pero es que si encima escribes bien, ¿qué nos dejas al resto de los mortales? ¡Acaparadora!
Besitos/azos.

Anónimo dijo...

Jo, soy poco original, pero me ha encantado lo de "tan veloz como un susto" también. Que lo sepassss. A veces veo tus fotos, y luego miro por mi ventana a la calle, el tráfico, los coches de Madrid, y confieso que me devora la envidia.
Al menos tus fotos hablan de lo que disfrutas de tu entorno y nos permiten compartir ese disfrute.
Graciás.
Un besote.

AAS669 dijo...
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Raquel dijo...
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Raquel dijo...

Javier, la verdad es que no lo había pensado pero sí, un road movie.
Las carreteras de aquí son interminables, muy rectas y anchas. Llama la atención las distancias. Aunque me falta mucho por conocer, sé que cada parte del país tiene su encanto y parte de ese encanto es la vegetación. También te digo que no lo cambio por el norte de España.

Mariano, ya quisiera yo tener un poquito de tu talento. Me regalas una sonrisa mañanera!

Leo, te da envidia porque no has visto las desventajas que tiene vivir aquí. Madrid también tiene rincones hermosísimos lo único es que el ritmo diario no deja escoger y las distancias no ayudan para que el tiempo y sus horas sean un poco más humanas.

Un abrazo grande

September 24, 2007 10:53 AM

banderas dijo...

Lo han dicho ya casi todo. Sólo comentaré que una vez intenté fotografiar a dos ardillas que estaban jugando a perseguirse y gasté media hora de mi vida para nada... tú has tenido mucha mejor suerte a la primera de cambio.

En otra ocasión, en Canterbury (G.B) encontramos una ardilla muy tranquilita que nos dejó "acribillarla" a fotografías. Son uno de los animales más hermosos que conozco... y esquivos. Por cierto, en gallego se llaman "esquíus" ¿tendrá algo que ver una cosa con la otra?

Bicos

AAS669 dijo...
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Raquel dijo...

Esquíus son esquivos/as...¿femenino o masculino en gallego? Las ardillas andan por todas partes pero en cuanto oyen el más mínimo murmullo, desaparecen. Es bonito verlas en invierno entre la nieve.
Un abrazo

banderas dijo...

En "galego" el genérico de la especie animal "esquíu" es masculino (al revés del castellano, como ocurre con otras palabras... incluso siendo similares en su forma: o mel -la miel- o sal -la sal- o fel -la hiel- o leite -la leche-).

Viguetana dijo...

Pues en catalán a la ardilla se la llama "esquirol" y también es palabra masculina.
:-)

A mí me encanta salir a correr por el monte Vixiador, cerca de Vigo. Aparte del paisaje, los árboles, etc. suelo ver a menudo diminutas ardillas rojizas trepando por la corteza como atizadas por un látigo. Son encantadoras.

Hermosas fotos, como siempre.
Besos

Raquel dijo...

Esquíus, esquiro, squirrel... ¿será ardilla la que no tiene la misma raíz?
Un abrazo viguetana