Cuanto más me muevo por esta ciudad más siento que no tiene mucho que ver con una ciudad estadounidense. Montreal es una ciudad americana, sí, lo mismo que la Ciudad de México lo es. Pero igual que ésta en muy mexicana, Montreal parece ser muy canadiense (aún sabiendo que debe haber tantos Canadás como Méxicos o Españas, unas cuantas). Sí, el diseño de la ciudad se parece al de las del pasís vecino, lo cuadrado, las avenidas rectas y las mazanas o las cuadras tal y como, nunca mejor dicho, las llaman en otros lugares. Es un diseño muy lógico. Y una ciudad muy límpia también. Tiene parques, se camina... ¿En qué se diferencia de una ciudad de Estados Unidos? Difícil pregunta. Creo que la diferencia está en la gente, un sentimiento de respeto, la mirada de tú a tú, el cosmopolitismo. Es cierto que en New York ves a gente de toda clase y color, pero no se siente como aquí. Montreal te acoge. ¿Será que Estados Unidos necesita afirmar constantemente que es quien es? No lo sé. Pero hay algo muy distinto. Se vive más tarde, los restaurantes están abiertos hasta más tarde, los parques están habitados, se viste un poco más a la moda. Pero es tan difícil decir… No se conoce una ciudad en una primera visita. Las impresiones son válidas pero hay que pasar más tiempo en ellas para saber cómo vive una ciudad, cómo la vives tú, cómo te llega, cómo se deja llegar.
Hoy es día de contacto, mirar, sentir, rozar; día de ir al mercado de Jean-Talon y viajar en metro, ese medio de transporte que también te deja muy bien saber de la gente de una ciudad
Los mercados son ese sitio de encuentro, de ver y entender lo que la gente come, lo que les atrae, lo que la estación trae o no deja. Frutas y verduras en este mercado pero también una mezcla de puestos donde venden desde carnes frías a pescado ahumado, heladerías, panaderías y pastelerías. También se vende jabón, miel, flores...
El despliegue de color y el cuidado de ese despliegue es maravilloso. Aquí están los pimientos,
las moras, frambuesas y arándanos;
fresas y uvas también
La fruta se prueba, se cata. Gente de toda edad comprando y vendiendo, gente joven
o más mayor
El despliegue de color es fascinante, los rojos
junto al verde
o el morado con ese blanco que tanto llama la atención;
frutos de la época también. Es casi el comienzo del otoño y esto lo prueba
¿Unas delicias del mundo árabe de postre?
En un determinado momento huelo a café, a mantequilla y horno de pastelería, a pescado… Así es, un saco de colores, olores y sabores; un saco lleno de todo lo que nace de las manos de muchos.
4 comentarios:
Por muy hermosa que yo intente hacer una entrada en mi blog sobre Roma, sus mercados, sus calles y sus gentes, siempre me ganarás por goleada.
Tengo en la recámara unos cuatro o cinco posts y veo que coincidimos mucho en qué cosas nos ayudan a hacer un boceto de ciudad... pero tú me llevas ventaja en varias cosas: la inmediatez de los recuerdos, la cantidad de fotografías de que dispones y, sobre todo, tu prosa poética.
Te sigo. Te sigo con sumo interés... y espero no parecer un plagiador de blogs cuando haga mis entradas respectivas. Ya verás por qué digo ésto.
Bicos.
Creo que te entiendo y que te entenderé más cuando lea las entradas que vayas subiendo. Me pasa también con otras personas. Lo bueno es ver cómo cada uno vivimos esa coincidencia o diferencia. ¡Qué bien!
Un abrazo y gracias, ya lo sabes
Raquel, me han gustado mucho tus fotos del mercado. ¿Me dejas usar la foto de las moras para un post de mi blog?
Hola Javier. Claro que sí, utilízala. Un gusto
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