Los mercados en el mundo son esos fascinantes testimonios de ciudades y culturas. Mil gustos y formas. Expresión de las idiosincracias y de la historia de un pueblo, sus oficios, aficciones, artesanías, inquietudes y necesidades.
Tal vez en enero pueda contar como son los mercados en El Cairo. Por ahora, este es el primer asomo. Mi hermana hoy me cuenta que en El Cairo existen multitud de mercados. El mercado de Tawfikiya, famoso por sus frutas.
El mercado de camellos, (Suk Al-Gimal), en el que todos los viernes a primera hora de la mañana se concentran centenares de camellos, traídos desde el Sudán para ser subastados y vendidos. Además de camellos, también se pueden comprar (y vender) burros, cabras y quién sabe qué más.
En el Mercado del viernes (Suk El Gomoa), cerca del anterior, se puede encontrar todo tipo de objetos variopintos, todos viejos y deteriorados.
El mercado de los pájaros (Midan Sedaya Aisha), también los viernes, es para pájaros pero también para gallinas, palomas, peces. (¿Me dejarán entrar?).
El mercado de Kerdasa y el de Harraneya tienen tapices y alfombras.
El mercado Khan el Khalili parece ser un bazar de enorme que vende de todo, muy concurrido, perfecto para aprender el arte de regatear.
Fascinante. Imágenes también de mercados de México y Bolivia, de Chile y Colombia. Mercadillos de Andalucía y Galicia. Voces, olores, colores, vendedores invitándote a la compra, el regateo. El maravilloso lenguaje de los gestos, la mirada rápida, la intriga, la espera, la entrega. Cada mercado único y peculiar. El tema me atrapa. Luego sigo.
(Gran parte de la entrada de hoy se la debo a Asun [me salvaste. ¡Mua!])
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