Ayer se fue demasiado deprisa, sin tiempo, sin apenas un respiro. Creo que si el día tuviera más horas, seguiríamos así, haciendo cosas, queriendo poner una ficha más en el rompecabezas, añadir un detalle más en esa pincelada de acuarela. No nos damos cuenta de que jamás se termina. Siempre hay algo más por hacer.
Mientras eso me digo, a un dilema le nacen alas. No me lo planteo. Juego con la idea.
Ayer alguien me contaba de su amigo, alguien que técnicamente vive en Florida.
- ¿Qué quieres decir con eso de técnicamente?
- Sí, técnicamente digo porque mi amigo trabaja como chef en un yate privado y es ahí donde ahora mismo vive.
Se me ocurrió preguntarle como cuánto ganaba un chef con un trabajo así.
- En una temporada de tour, de tres meses, de Mediterráneo, pueden ganar hasta 25,000 dólares. Además, hay buenas propinas. Por eso es un trabajo atractivo para muchos, trabajas tres o cuatro meses y tienes el resto del tiempo para tí.
Umm... Dilema... ¿Dilema?... ¿Sería mejor ser cocinero que músico?.
Uno de los días en que estuvimos en San Juan, desayunando en la cafetería Mallorca*, conocimos a un saxofonista que trabajaba en un crucero. Él y sus tres hermanos tienen un grupo de música y viven de eso, de amenizar soirées musicale en el crucero. Viajan por el mundo. Chef y yate; músico y crucero. Cada profesión tiene mil caras, muchas facetas, mil escondites, muchos pliegues. Cuando algo sugiere imágenes de cocineros o de músicos, ¿cuántas veces pensamos en ell@s trabajando en yates o cruceros?
Umm... Dilema... ¿Dilema?... Chef y músico. Músico y chef. Chef por algunos meses, músico de por vida. Imposible arrancarse esta pasión.
*sí, en la que venden ensaimadas que se llaman mallorcas y que se parecen a las famosas ensaimadas mallorquinas españolas, solo que en esta cafetería la tradición es comerlas tostadas con mantequilla
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