Toda una aventura entregarse a este afan maravilloso de enseñar a niños y menos niños a tocar violín y a adentrarse en el mundo de la música. Toda una aventura descubrir la entrega, el tiempo que lleva aprender algo, una pieza, prepararla para interpretarla para los demás, en concierto. No importa si es canción breve, tema más largo, un movimiento de una sonata, de un concierto. Fascinante la aventura personal que entra en juego, lo que involucra, el quehacer de todos. Y una satisfacción infinita poder sentarse a escuchar a todos y cada uno: cada pieza tiene una historia que pertenece a cada uno de vosotros, un pasado, un presente, cada frase una forma de ser, un cuento para el relato. Y sobre todo, al final de la obra, ese sello maravilloso que las personalidades de cada uno imprimen en la música. Es nuestra interpretación la que la hace viva. Es nuestro entusiasmo y dedicación la que nos la trae como regalo una y otra vez.
“Music favors the impulse of an inner life and brings forth our essential human possibilities: will, sensitivity, love, intelligence and creative imagination.” (E. Willems)
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