Despertar y encontrar esta imagen, esta luz, este inesperado retorno a un invierno que no nos quiere dejar
Sonrío aceptando con desgana lo que no quiero que ocurra a estas alturas del año. No soy la única. Mejor un paseo por la nieve (¡qué mojada y húmeda está!), hacerse amigo de ella, contarle que ya es muy tarde en el año para que esté en este lugar. Me cuenta que quiso, una vez más, posarse en los árboles, verlos repletos, medir su resistencia, vivir su pesada humedad columpiada sobre el abeto,
las ramas sosteniendo su peso
los troncos de los árboles asentados profundos, humanos,
sus brazos poderosos
llenos,
poblados de intensidad,
maravillosa dispersión
Las ramas con su verdor sorprendido regresando a su geografía de invierno,
y las formas esculpidas en cuerpos llenos, sólidos, sin inquietud,
sin miedo,
junto a esta imagen de otro tiempo, otro lugar, otra estación
y este seto abrumado por el peso. Casi otro mar
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