Lisboa, una ciudad para caminar, para pasear. Eso dicen. Así era cuando la conocí hace por lo menos 25 años. Vagos recuerdos de sus tranvías, los colores de sus casas, sus cuestas, la humedad en el aire, el café antiguo de mesas pequeñas y redondas. Pero ha pasado mucho tiempo y creo que ni siquiera tengo fotos de ese viaje. Ésta la encuentro en esta página web de Lisboa
Cruzo el océano para encontrarme con mi familia, para celebrar un cumpleaños especial, para robarle una alegría más al tiempo, una sorpresa a los días. Tal vez pueda trazar alguna de las huellas de la memoria pero la verdad, dejo los días abiertos a su propio destino, los ojos y la mirada nueva, las manos junto a las de los mejores compañeros de viaje. Viaje esperado, muy querido.
Tal vez no, o tal vez sí, si los días y las noches se dejan, pueda contar de sus pasos y su discurrir, o de esos fados que me muero de ganas por escuchar en algún lugar del Barrio Alto o de Alfama
Qué maravillosa es esa sensación de poder descubrir algo nuevo y diferente, recorrer lo desconocido y mimar el encuentro.
1 comentario:
Yo quiero ir a Lisboa. Vieras qué ganas que tengo.
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