el huerto que desde siempre hemos conocido y que innumerables veces hemos mirado y jugado con él en nuestras historias,
el árbol de esa curva, el puente pequeño, esos otros recovecos donde es mejor no cruzarse con nadie, las montañas de la sierra desde ese punto, Puerto de Béjar desde ese otro,
El Cerro después, las laderas de los campos de La Maside en partes de Extremadura ya,
Lagunilla al final del recorrido, atardeceres maravillosos desde La Torreta y Peñas Blancas,
otras luces de atardecer
y esas otras de amaneceres de inmensidad
Las estaciones del año la viven también, el verde lascivo de la primavera, los robles alborotados en su savia, el pasto, las ramas verdes, el brezo trepidando. La soledad de los marrones en los otoños, las hojas caídas. La desnudez del invierno, sus heladas. Los veranos recogiendo el abrazo de la frondosidad para proteger la humedad del suelo que les da vida.Ahora, en esta primavera, no he podido ir a hacer ese recorrido, la carretera, los robles, los castaños. Pero hoy me mandan un trozo de él
Orgulloso está este castaño milenario al que han vestido con letrero de importancia, nombre y medidas ajustadas: por su antiguedad, dimensiones y longevidad se ha ganado un puesto en los anales de la historia
Ya era hora.
2 comentarios:
Ver un árbol como este me emociona. Tendré que acercarme algún día.
Ojalá!
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