Y escuchando a los músicos más selectos en este gran concierto, Mozartín consiguió romper el hechizo. El rey recuperó su contento y el caballero, ansioso de desafiar al villano, al fin lo dejó marchar del reino sin cortarle el sombrero, castigo que recibían quienes recibían el destierro.Fue así como comenzó el paseo, con un villano y una dama cantando y tañendo hermosas melodías
En La Plaza del Huerto del Rey, Mozartín se aseguró de que los grupos no faltaran al compás
y el rey asistió embelesado a cada una de las actuaciones de los músicos
Tan atractivo era el sonido y su color
que desconocidos de otros reinos se fueron uniendo al paseo
sin descanso
para escuchar tríos
o cuartetos,
siempre bajo la mirada vigilante de Mozartín, el rey y su caballero
para así llegar al final,
vencer al villano y recuperar la voz más hermosa del reino.
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