lunes, enero 08, 2007

Alejandría

Nuestro tercer día completo aquí, hoy en una ciudad diferente, una ciudad a la que desde siempre he querido venir -tal vez por una idea imaginada, esa mirada nostálgica y caprichosa, romántica y sensual de intuiciones escondidas, de misterios imaginados-. Alejandría. Azul y blaca. Así la recordaré de ahora en adelante. Gentil en algún rincón pero sobre todo, llena, arrebatada, repleta de gente, con mercados donde el regateo suena más allá del constante sonido del claxon, donde el tranvía es más viejo que yo y donde los policías te acompañan para que cruces la calle porque los semáforos no existen y el atasco es histórico. Pero menos llena que El Cairo, más ligera, abierta. Azul por ese Mediterráneo de oleaje subido, de olas cortando sobre los bloques del acantilado; azul por el cielo, y blanco por la claridad de esa espuma y esa luz, por esa rambla larga que recuerda al malecón de La Habana y sobre el que lucen bloques de apartamentos que conforman la geografía de esa parte de la ciudad. Ocre también cuando sales del alcance del mar y del puerto luminoso, ocre como muchas partes de El Cairo, edificios descuidados en su exterior, desastrosa algarabía de calles, alboroto de puestos ambulantes, carritos tirados por burros, por caballos, cafés improvisados en aceras donde los hombres se sientan a fumar su sheesha

Azul por una biblioteca en un edificio fantástico, su fuente uniendo la piedra y el agua,

por un faro inexistente sobre el que caminamos imaginando lo que pudo haber sido el otro, el antiguo, mientras alguien prepara y vende té al lado

Blanco por un anfiteatro romano grande y conservado

Ocre en las catacumbas hondas donde se mezclan las culturas que en Alexandría convivieron. Como en España, como en muchas otras partes del mundo, el sincretismo existió y desapareció destruído por la intransigencia de los que necesitan un poder único y creen en una sola verdad.
Y sí, una comida deliciosa de pescado y calamares como plato principal, acompañado de arroz y de todas las entradas variopintas que son consideradas como “ensalada” y que te traen nada más sentarte a la mesa. Hoy, aparte de baba ghanoug (parecido a hummus pero preparado con berenjena y no con garbanzos) también tahini, remolacha preparada con vinagre, un encurtido de zanahorias, aceitunas, coliflor y pepino con mucho sabor a limón y romero. Pan de pita tostado. Mediterráneo. Alejandría.


2 comentarios:

Juan Luis Dammert dijo...

Que bonito Alejandria! Es como para leer otra vez a su poeta, el gran Constantino Cavafis, que ahora se lee gratis en la red (www.ciudadseva.com/textos/poesia/cavafis2.htm ), el que escribio los versos: "di adiós a Alejandría que se aleja".
Me llamo la atencion lo que dices en el post de arriba, eso del "once". En Chile le dicen asi a lo que los peruanos llamamos "lonche", que es nada menos que el te de la tarde, la merienda.
Que buen paseo.
Saludos

Raquel dijo...

Si, me fascino Alejandria (perdon, estoy en un teclado con caracteres arabes y no encuentro los acentos).
Y Kavafis...que de recuerdos. Lei algo de el hace mucho tiempo y tambien me encanto.