Ventanas con horizontes para contemplar, olas despiertas a los rumores del mundo, dicen.
La espera puede ser larga, agrego. Además, hace frío, ese frío que inmoviliza y desatiende.
Pero insisten. Luz de encrucijada, dicen, como tu canción. Y dibujan madejas de esperanza.
Me quedo en silencio. Son ellos los que me alertan. Haré lo posible, pienso. Mañana recorreré el camino y les abriré las puertas.
Y al recoger mi brújula me doy cuenta de que soy yo quien la sostiene, ellos quienes realmente saben de su norte.
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