Un último paseo, antes de la despedida. Sientes el paso, la tierra tierna en su humedad. Vamos por el camino estrecho, entre helechos secos
Aún es pronto y nuestro paso es más lento hoy. Oscurece con rapidez. Nos da tiempo a vislumbrar el pueblo creciendo en su oscuridad mientras la luz del atardecer comienza a ser plata
Un poco más allá, desde la roca, el paisaje se hace gigante. Rosas, azul pálido. Espejo y platino mirando más allá. Allí comienza a descender el sol, sientes su eco. Y allí la luna asoma. Llena. Hoy sí.
Una vez más, el atardecer abre sus brazos para diluirse en colores, verterse. Idilio infinito
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