Si fuera primavera, el verde estaría alborotado, en plena algarabía. Pero el día es, indicutiblemente, de invierno, con nieve, y un sol intenso que la desnuda, la alborota, despierta sus ríos. Los bigotes se le han caido al tejado y de la nieve acumulada, hilos o charcos de agua son testigos de la bondad de la templanza.
Tal claridad. Y tanta algarabía.
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