viernes, abril 20, 2007

Un paseo en primavera

Despertaron de la noche a la mañana anunciando un día de primavera, el regalo perfecto

A su lado, el magnolio comienza a florecer, sus ramas abriéndose para regalarnos la más generosa canción, un aroma inconfundible, el gozo de retoñar y convertirse en flor,

sin miedo, sin timidez, cada botón recogiendo, ansiando impaciente su momento

Demasiado hermoso el día para estar adentro. Imposible no robarle un magnífico paseo por el Arboretum, imposible no admirar el revivir de la tierra a cada paso, compartir el gozo de la tierra, la luz, el sol, y esa inconfundible sensación de plenitud y alegría despidiendo al largo invierno

Compartir la calma y placidez del señor pato,

la serenidad del junco en su reflejo,

el paseo y el coqueteo del ganso acicalando su vestido, insinuando seducciones,

la serena ternura del lago,

y la tranquilidad y dulzura de esta imagen

El árbol de flores mágicas despide el paseo, flores sutiles protegiendo alegrías

4 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

¡Qué hermosas las flores mágicas! Pero, ¿cuál es su magia? ¿O es sólo recordarnos que, por duro que sea el invierno, siempre habrá primavera?

Raquel dijo...

Javier, la magia es su belleza, esa sensación que se tienen cuando algo te roba la respiración por un minuto y nada más existe. Eso y la plenitud de la flor en sí.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Entonces sí que son realmente mágicas. Y si además están en un lugar tolerante y ecléctico, poco más se puede pedir. Ver esas fotos, tan llenas de paz, es casi como haber caminado contigo por la primavera de Madison. Un lujo.

Raquel dijo...

Gracias por acompañarme, por dejarte llevar.