domingo, mayo 27, 2007

Ese delirio inaceptable

No iba a hablar de esto (-en realidad, la luna que anda rondando clarísima y que crece sonriente en estas noches templadas estaba ya forjando sus propios versos-) pero las noticias sobre lo que está pasando en Venezuela siguen resonando en mi cabeza: es uno de esos delirios inaceptables y difíciles de entender en esta época en la que creemos que nuestras democracias y derechos nos pueden proteger de decisiones totalitarias (¿Cómo fueron las decisiones para la invasión de Irak? ¿Es la democracia la que puede justificar todo? ¿Qué democracia? ¿La de quién?)
Sabemos que no es de ahora, que limitaciones e imposiciones no han surgido de repente, que ya son varios años de limitar libertades a quien no y conceder privilegios a quien sí porta camiseta roja. Lo de ahora es una más de esas gotas que hacen rebosar el vaso, un enfrentamiento explícito, un no a todos los que creen en la libertad de expresión, el respeto, avanzar en el camino de la tolerancia. Nada con tintes imperialistas es bueno.
¿Cuántas veces debemos levantar nuestras voces para pedir libertad?

4 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

No sé que tiene el poder, que da igual el color de la camiseta, de la chaqueta o de la corbata. Al final, sólo se preocupa por perpetuarse.
Afortunados nosotros, que podemos vivir, pensar y expresarnos al margen del poder. Ojalá todos tuvieran la misma fortuna.

Raquel dijo...

Sí, exactamente. Se perpetúa y quienes lo poseen se encargan de mantenerlo en sus manos. Lo peor es cuando las imposiciones son tantas que literalmente te limitan y no te dejan ni vivir ni hacer. Los músicos venezolanos que conozco que viven allí se quejan porque si no estás "a favor", no hay trabajo, no publicas, no tocas. Muy triste. Y como los músicos, todos los demás.
Tú lo has dicho, tenemos mucha suerte.

Tawaki dijo...

Como puedes ver, vuelvo a la carga.

Quiero pensar que la democracia es el sistema menos malo que hemos logrado inventar hasta ahora, pero seguimos dependiendo de la buena voluntad de las personas.

Nosotros sólo podemos responsabilizarnos de nuestros propios actos.

Dios mío, ¡qué foto!

Raquel dijo...

Tawaki, creo que tienes mucha razón, que seguimos dependiendo de la buena voluntad de las personas. Es sólo que a estas alturas siempre pensamos que ya va siendo hora de que esa voluntad sea más general y esté más presente.