jueves, mayo 24, 2007

Lluvia de primavera

Sin prisas se prepara, asiente
y llega para entregar otros colores al día, otros rincones, otra forma de estar.

Lluvia de primavera que llega
oliendo a caramelo,
niña consentida
de caprichoso andar

Luego se calla, reposa
y entrega a la tarde otro recuerdo, otro letra, otra despertar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estuve ayer con mi mujer y mi hija en Antequera. Todas sus fuentes estaban profusamente engalanadas con pensamientos a sus pies; una, en la que dos amantes abrazados parecen volar, dedicada a la leyenda de los amantes de la Peña de los Enamorados de Antequera, estaba especialmente bella. La tarde estaba nublada y la llovizna de la mañana podía hacer acto de presencia en cualquier momento. Tan es así que pensamos en cambiar nuestro helado por un bienmesabe (dulce pastoso hecho con cabello de ángel y almendras o castañas que hacen especialmente bien las monjas del convento de Sta. Clara de Estepa). Luego salió el sol, y los pensamientos brillaron de otra forma, reflejando la luz para impactar nuestras retinas. Nos comimos el helado.

Esta lluvia que nos confunde,
que nos engaña,
que amenaza con secuestrarnos
la Primavera, ...
no me sabe bien.