Me gusta ese gesto, esa expresión, esa sonrisa: me dicen esperanza. Es un mirar a lo lejos y saber que esta niña le pedirá a los días la conciencia que ya vive, las responsabilidades que ya cuenta. Kenna cumplió 11 años el lunes. Me gusta estar con ella. Su pensamiento ágil y su madurez me llevan a su lado. Su conversación me invita, me habla de tú a tú, me envuelve. A su lado soy niña y adulta. Se me olvida la edad, compartimos. Algo despierta en mí. Cuando es mi turno y soy yo quien habla, ella camina a mi lado y viaja entre mis rincones. Enseñar y aprender de tú a tú, vivir de la mano
Con el tiempo he ido aprendiendo a vivir las cosas con un poco más naturalidad, acortando distancias, borrando barreras de edades, de formas, de anticipos, de ansiedades, aprendiendo a vivir con esas distancias inexistentes y ese tú a tú como el de la conversación y el del aprender y enseñar. Trato de tomar las cosas como vienen y disfrutar de las sorpresas de cada día, ese gesto, esa expresión. O esta imagen de madre e hija en un momento de juego y ternura, inesperado, simple y bonito
2 comentarios:
¡Qué óptica tan estupenda para ser profesor, para ser padre,...! Lamentablemente ese tú a tú no se puede mantener con alumnos que no saben respetar de la misma forma con la que se les respeta a ellos. Por suerte con algunos sí.
La naturalidad: debería ser siempre lo más sencillo pero no me lo resulta muchas veces; quisiera algún día aprenderlo como lo has hecho tú. Mucho habrá que caminar.
Rafael, es más fácil cuando se enseña individualmente. Cuando se da clase en un instituto, las cosas cambian y es difícil mantener la fluidez que la naturalidad trae. Tú lo has dicho.
Un abrazo.
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