Esta noche huele a humedad, a calor. Todavía no hay grillos, ni chicharras y es demasiado temprano para el cocuyo. Pero esa humedad y los rumores de verde y vegetal te dicen que estás aquí, que el verano casi comienza, las ramas entrometidas ocultando el paseo de la luna, las estrellas perdidas un poco más allá.
Pronto será otro cielo, otra noche, otros rumores, la planicie en su nocturnidad, la ciudad de manos doradas que nunca te deja a solas
2 comentarios:
Bella metáfora de una ciudad de metal precioso. Ojalá podamos compartir juntos el aleteo de los grillos de nuestra hermosa tierra, si es que la fortuna (y el calendario) nos son propicios.
Gracias Javier. Me cuentan que ya aunque sin mucho calor aún, los grillos y las chicharras ya han hecho su aparición por las noches. Ya tengo ganas.
Será bonito coincidir y compartir.
Un abrazo
Publicar un comentario